Apaciguamiento
El Referéndum Revocatorio y la consolidación de la Revolución Bolivariana
MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ MEUCCI
@martinezmeucci

A mi padre, que entre otras muchas cosas, me enseñó a escribir con todos los dedos...

Agradecimientos

Con toda seguridad, la parte más difícil de escribir en un libro son los agradecimientos. ¿Cómo hacer justicia a todos los que, de una u otra manera, nos ayudaron a sacar adelante este texto? Difícilmente podría materializarse una investigación de varios años sin la inestimable comprensión, ayuda y colaboración de toda una pléyade de personas que acompañan y asisten a su autor en el proceso. Si bien las tareas de investigar y escribir son siempre eminentemente solitarias, su culminación resultaría del todo imposible sin esas personas importantes que nos impulsan a mejorar y completar la labor, sin por ello tener responsabilidad alguna en las deficiencias que puedan restar valor al producto final.

En primer lugar, no puedo menos que agradecer el apoyo incondicional de mi familia. Mis padres y hermana no solo han sido el referente obligado y el respaldo necesario para la elaboración de este trabajo, sino también un motivo de lucha y persistencia en el día a día. Stefi, por su parte, desplegó siempre un enorme entusiasmo para motivarme a publicar este trabajo, estímulo sin igual que sin duda aceleró su salida a la luz. Por otro lado, y considerando que esta investigación se encuentra netamente vinculada a mi período de estudios en España, agradezco profundamente el apoyo y afecto de mi familia española, decisivos para lograr que esa etapa me resultara tan grata como fructífera. Con todos ellos, mi deuda es infinita.

En segundo lugar, doy las gracias también a mis maestros y profesores. Por un lado, quiero resaltar el papel de los docentes del programa doctoral de Conflicto Político y Procesos de Pacificación en la Universidad Complutense de Madrid, pues todos contribuyeron a mi formación y a la ampliación de mis perspectivas. Agradezco en particular a Paloma Román Marugán, Fernando Harto de Vera, Jesús De Andrés Sanz y Heriberto Cairo Carou, quienes contribuyeron de forma especial a mejorar mis capacidades, criterios y conocimientos.

Similar gratitud extiendo a mis colegas en Venezuela, especialmente a aquellos con los que comparto el día a día en la Universidad Simón Bolívar y en el Observatorio Hannah Arendt. A lo largo de tantos intercambios y conversaciones, todos ellos enriquecieron mis puntos de vista durante la elaboración de este manuscrito. Mención especial para Carole Leal, Alejandro Moreno, Aníbal Romero, Gustavo Salcedo, Pasqualina Curcio, Yetzy Villarroel, Adriana Boersner, Víctor Mijares, Ángel Almarza, Carlos Kohn, Heinz Sonntag, Caroline de Oteyza, Humberto García L., Violeta Rojo, María Eugenia Talavera, Jesús Alvarado, Colette Capriles, Makram Haluani, Servando Álvarez, Ezio Serrano, Guillermo Aveledo, Johana Vergara, Juan Cristóbal Castro, Marta de la Vega y María Elena Ludeña.

Quiero también agradecer a una serie de amigos personales y compañeros de estudio y de trabajo, todos los cuales me aportaron mucho a lo largo de la elaboración de este libro. Con ellos (viniendo desde tan diversos ámbitos, en el día a día, durante el transcurso de los acontecimientos…) pude compartir, aprender e intercambiar visiones. Jaque, Mónica, Cristina, Andrés, Joe, Rita, Fernando, Roberto, Álex, Kathy, Jimena, Marcela, Ruth, Daniela, Vicky, Laura, Oliver, Madalena, Gabriel, Fran y tantos otros gozan, en tal sentido, de mi mayor gratitud.

Por último, y de forma especialísima, quiero hacer llegar mis agradecimientos a todo el equipo de la Editorial Alfa. Mención especial para Ulises Milla, cuya gentileza permitió la publicación de este libro, y a Magaly Pérez Campos. Me considero particularmente afortunado por el hecho de que la editora de este trabajo haya sido Magaly, quien (siendo profesora de teoría política) comprendió perfectamente el sentido del manuscrito y realizó un fantástico y escrupuloso trabajo de edición.

El propósito de este trabajo, ya en la versión que el lector tiene en sus manos, es ayudar a esclarecer el curso de los acontecimientos que marcaron una parte importante de nuestra historia reciente, poner de manifiesto el carácter profundamente dilemático que acompaña toda decisión política (especialmente en tiempos de aguda conflictividad), sistematizar un importante volumen de información que pudiera resultar útil para estudios posteriores y, sobre todo, ofrecer a mis conciudadanos una interpretación personal sobre la naturaleza del conflicto que hemos vivido durante los últimos años, interpretación que se encuentra completamente al servicio del valor esencial de la libertad, la de todos, pero sobre todo, la de cada uno de nosotros.

Introducción

‘Appeasement’, where it is not a device to gain time, is the result of an inability to come to grips with a policy of unlimited objectives.

Henry Kissinger, A World Restored

Este libro fue escrito con el propósito de responder a una pregunta que, con toda seguridad, se han hecho millones de venezolanos y otros tantos extranjeros: ¿cómo llegamos aquí los venezolanos? Dicha pregunta, reformulada de forma algo más compleja, da pie a las siguientes interrogantes: ¿cuál es la verdadera naturaleza del conflicto vivido recientemente en Venezuela? ¿Quiénes han constituido los grupos en conflicto? ¿Qué tipo de régimen es la «Revolución Bolivariana»? ¿Cómo y por qué se tomaron las decisiones que se tomaron, especialmente en los momentos más decisivos de los últimos años? Y también, de forma más concreta, es factible preguntarse ¿qué papel jugó la intervención multilateral internacional, encabezada por la OEA y el Centro Carter, durante ese período?

Para responder a tales interrogantes, el autor consideró necesaria, en primer lugar, una minuciosa reconstrucción cronológica de los hechos acaecidos durante el período más álgido del conflicto; a saber, la etapa comprendida entre los años 2001 y 2005. Los resultados de esta reconstrucción detallada se ofrecen a lo largo de los capítulos II, III, IV, V, VI y VII. En efecto, el relato presentado en tales secciones (así como también en el capítulo I, dedicado a los antecedentes del período 2001-2005) va mucho más allá de lo periodístico y se adentra en el terreno de lo político y de lo histórico. El objetivo: rastrear la manera en que se fueron sucediendo, concatenando y enfrentando las percepciones, los intereses y las decisiones de los principales actores, hasta hacerlas plenamente inteligibles para el lector. Con esta parte «narrativa» del libro (que ocupa alrededor de un 70% de su extensión total) se busca, sobre todo, rescatar el carácter incierto y dilemático de las situaciones en las que se vieron involucrados los principales protagonistas de nuestra historia reciente.

En aras de alcanzar dicho objetivo se intenta presentar los hechos, no como si estuvieran conducidos por el destino o claramente predeterminados en función de condiciones estructurales, sino como consecuencia de una sucesión de decisiones que perfectamente pudieron haber sido diferentes, pero que en su momento obedecieron a razonamientos que, por aquel entonces, resultaban plausibles. De esta manera, el lector que vivió en carne propia esa época de zozobra podrá revisar la evolución de sus propias opiniones sobre este conflicto, rememorando dónde estaba en cada episodio y qué pensó frente a cada uno de aquellos acontecimientos; por su parte, el lector que no conoció tal época podrá ir más allá de las explicaciones teóricas que se elaboran desde el presente, y acercarse a comprender la forma en que dichos acontecimientos fueron vividos por los venezolanos de aquel momento. La cronología ubicada al final del libro será especialmente útil para el lector durante la revisión de los capítulos que van del II al VII, ya que su consulta frecuente le ayudará a no perderse a lo largo de todos los hechos allí reseñados. Asimismo, dicha cronología le suministrará una base mínima para comprender mejor la relación que existió entre los hechos que tenían lugar dentro y fuera de Venezuela.

En la segunda parte de este libro, que engloba los capítulos VIII, IX, X y XI, se presenta una síntesis de varios análisis realizados por el autor durante los últimos años, los cuales tienen por objeto responder, desde el ámbito de la teoría/ciencia política, a las interrogantes planteadas al inicio de esta introducción. La interpretación teórica y formal, que sirve de eje a la reconstrucción «narrativa» presentada en la primera parte del libro, está firmemente anclada en la argumentación de carácter teórico/analítico presente en estos últimos cuatro capítulos. Así, al llegar a esta segunda parte, el lector podrá reconocer (sobre la base de los hechos reconstruidos en los primeros capítulos) los elementos allí articulados y comprender mucho mejor los argumentos que se ofrecen en esta segunda sección.

Veamos cómo están organizados estos capítulos teórico/analíticos. El capítulo VIII –titulado «Breve anatomía de dos regímenes en conflicto»– se centra en la comprensión de todo lo que implica y representa la democracia como régimen de gobierno. Allí se intenta reconocer las características de los dos regímenes que se han mantenido en conflicto durante los últimos años en Venezuela, así como la forma en que ambos comprenden y practican la democracia. El capítulo X –denominado «Defunción de la 'democracia liberal'»– presenta un análisis detallado del proceso de «gestión de crisis» y «diplomacia preventiva» que diversos actores externos desarrollaron en Venezuela luego del breve derrocamiento de Hugo Chávez en abril de 2002, y durante más de dos años. Dicho análisis resultará sumamente diáfano para el lector, previamente familiarizado con los hechos descritos en la primera parte del libro. El capítulo X –titulado «Evolución de algunas variables importantes»– simplemente pretende mostrar cómo ciertas variables parecen haber resultado cruciales en el desenvolvimiento de los acontecimientos. Sin pretender establecer estrictas relaciones de causalidad entre la evolución de dichas variables y los hechos descritos en el libro, el autor sistematiza una serie de datos con la finalidad de sugerir la importancia de algunas variables. El lector, con toda la información acumulada hasta entonces, podrá establecer sus propias conclusiones al respecto. Por último –y considerando que este libro surgió como derivado de una investigación doctoral que se propuso analizar y evaluar el proceso de facilitación que condujeron la OEA y el Centro Carter en Venezuela–, en el capítulo XI, titulado «Balance general del proceso de negociación/facilitación», se sopesan los logros y carencias del proceso de facilitación externa en Venezuela. Igualmente, en ese último capítulo se hacen algunas consideraciones con respecto a las consecuencias que las decisiones tomadas en el período 2001-2005 produjeron para el país en tiempos presentes y de cara a nuestro futuro cercano.

Desde el principio conviene tener presente que este libro está articulado en torno a un planteamiento general: lo que se entiende por «democracia» hoy en día, en el ámbito de la Modernidad, es lo que en teoría política se denomina «democracia liberal». El principio básico de la democracia (de toda democracia) es que el gobierno se ejerce en función de la voluntad de las mayorías. Tal principio ha guiado a las democracias desde sus orígenes en la antigua Grecia hasta nuestros días; sin él, resulta imposible hablar de democracia. No obstante, a partir del estallido de las revoluciones estadounidense y francesa, y con la entrada de lleno en la Modernidad política, ese predominio de la voluntad mayoritaria se vio acompañado (y atemperado) por nuevos elementos de suma importancia, tales como la división de poderes, el régimen de libertades individuales, el Estado de Derecho y el constitucionalismo, entendido este último como el conjunto de garantías legales que protegen a los individuos del poder del Estado y de la voluntad (siempre cambiante y circunstancial) de las mayorías. Sin estos elementos, el individuo no significaría lo que significa hoy para la sociedad: no se prestaría demasiada atención a lo que este siente, opina y desea, sino más bien a lo que los demás (las mayorías) requieran de él. Estos elementos, añadidos por el liberalismo político a la vieja idea de democracia, son tan importantes que los derechos humanos solo pudieron surgir a la par de su conceptualización en el ámbito de la Modernidad. Por lo tanto, la democracia que conocemos hoy en día es la democracia liberal.

Sin embargo, a las puertas del siglo XXI, la democracia liberal se encuentra en franco retroceso en varias partes del planeta, siendo América Latina una de ellas. Esta situación se produce en buena medida como consecuencia de dos factores. En primer lugar, la aparentemente generalizada pérdida de confianza en esta forma de gobierno, debido a causas tan trascendentales como la falta, en muchas sociedades, de un desarrollo suficiente e igualitario en el ámbito económico, o a razones seguramente menos estudiadas, como son el cambio generacional y el hastío frente a lo convencional. Lo cierto es que con frecuencia se achacan la pobreza material y la falta de felicidad colectiva a la inoperancia de las instituciones de la democracia liberal (debido a su supuesto «eurocentrismo», conservadurismo, rigidez, formalidad, apropiación por parte de los poderosos, etc.), razón por la cual estas terminan siendo sacrificadas o desvirtuadas.

En segundo lugar, está el optimismo creciente que parecen generar, con cada vez mayor frecuencia, otras formas políticas alternativas, utopías que surgen bajo la expectativa de encarnar democracias radicales, mayoritarias, plebiscitarias, participativas o directas que, sin embargo, con demasiada frecuencia terminan disfrazando o degenerando en regímenes autoritarios o autocráticos, los cuales efectivamente logran desmantelar o banalizar las instituciones de la democracia liberal, pero sin superar las desigualdades económicas y contribuyendo, además, a aumentar la conflictividad a nivel nacional e internacional. Se da así la circunstancia de que una democracia liberal pueda ser desmontada de forma lenta, progresiva, sistemática y, paradójicamente, mediante mecanismos democráticos.

Frente al avance de estas formas políticas que a menudo representan, para muchos países, o bien un retroceso ostensible de sus democracias, o bien una democratización insuficiente, las democracias liberales (o mejor dicho, los demócratas liberales) no parecen saber muy bien qué hacer. La relativa lentitud con la que ciertos movimientos políticos destruyen o vulneran los elementos modernos de una democracia, así como el hecho de proceder «legalmente», suelen generar confusión y pasividad. En estos casos, suele suceder que la oposición política de un país no cuenta con la fuerza necesaria para preservar sus instituciones, y que tampoco recibe un respaldo firme y decidido de parte de otras democracias liberales. Se constata así que, por un lado, existe una carencia de mecanismos eficaces a nivel internacional que ayuden a preservar la democracia liberal en los países que ya disfrutan de ella (o a consolidarla allí donde aparece); por otra parte, a veces no existe la voluntad política para ayudar en esa tarea o, lo que es peor, no existe ni siquiera conciencia de la importancia de lo que es necesario preservar en medio de los procesos de necesario cambio. Muy a menudo los intereses nacionales o particulares se imponen sobre lo que (tal como sostenía sir Winston S. Churchill) parece ser el menos malo de los tipos de gobierno que han existido hasta ahora. Así las cosas, nos encontramos con que se peca tanto por exceso como por defecto; si en ocasiones se desencadenan guerras y golpes de Estado con la alegada intención de defender la democracia liberal, en otras ocasiones simplemente se termina cediendo ante los hechos consumados.

Es en este último caso (el retroceso experimentado por ciertas democracias liberales frágiles) cuando viene a la mente el concepto de «apaciguamiento», traducción castellana del término anglosajón appeasement. En inglés, y según el Merriam-Webster Online Dictionary, esta palabra significa literalmente «to buy off (an aggressor) by concessions usually at the sacrifice of principles» [sobornar a un agresor, usualmente al costo de sacrificar principios]. También ha sido definido por el Cambridge Advanced Learner’s Dictionary como «to prevent further disagreement in arguments or war by giving to the other side an advantage that they have demanded» [prevenir desacuerdos futuros en una disputa o guerra, mediante la cesión al otro bando de una ventaja por él demandada]. El vocablo ha sido empleado a lo largo de la historia para designar la política de contemporización empleada por Gran Bretaña, y más concretamente por el primer ministro Chamberlain y su ministro de Asuntos Exteriores, lord Halifax, para tratar con la Alemania liderada por Adolf Hitler durante los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día podría usársele, quizás, para designar la progresiva claudicación de las democracias liberales frente a los retos que imponen los regímenes que las contravienen o amenazan, como consecuencia de la perplejidad, la inconsciencia o la satisfacción de intereses inmediatos por parte de quienes llevan las riendas de los países democráticos.

A menudo se hace referencia al apaciguamiento como una política deliberada, como un conjunto de decisiones conscientes, expresamente orientadas a satisfacer las demandas de un adversario para que este renuncie a la agresión. Sin embargo, lo que en realidad suele pasar es que, en medio de una confusión generalizada, el agresor va tomando lo que quiere por la fuerza, mientras sus adversarios se ven obligados a aceptar esas pérdidas como hechos consumados, e incluso legales. Tal como señala Henry Kissinger en A World Restored, el apaciguamiento suele ser el «resultado de una inhabilidad» para entenderse con oponentes de objetivos ilimitados. En otras palabras, más que tratarse de una política deliberada, el apaciguamiento suele ser lo que queda de una serie de concesiones que resultaron inútiles porque desde un principio los responsables de tomar las decisiones no tuvieron clara conciencia de la naturaleza y dimensiones del problema que estaban enfrentando. Así, el término «apaciguamiento» generalmente comienza a sonar como hipótesis interpretativa cuando el deterioro de la situación en un «momento B» induce a pensar en la conveniencia de haber ofrecido en un «momento A» una respuesta más coherente y eficaz, cuando aún había tiempo para ello y a un costo relativamente reducido.

Con todo, es preciso tener presente que el apaciguamiento puede ejercerse desde una posición de debilidad o de fuerza; esto es, frente a un adversario más fuerte, que representa una amenaza existencial, o ante un oponente más débil, cuyas amenazas no son verdaderamente importantes. Tal como señaló el propio Churchill: «Appeasement in itself may be good or bad according to the circumstances. Appeasement from weakness and fear is alike futile and fatal. Appeasement from strength is magnanimous and noble and might be the surest and perhaps the only path to world peace» [el apaciguamiento en sí puede ser bueno o malo, según las circunstancias. El apaciguamiento desde la debilidad y el miedo es tan inútil como fatal. El apaciguamiento desde la fuerza es magnánimo y noble, y podría ser el más seguro y quizás el único camino hacia la paz mundial] (citado por Ripsman y Levy, 2008: 153). Por lo tanto, para determinar el grado de acierto de una actitud apaciguadora, se hace necesario estudiar cada caso particular, y preferiblemente después de haber dejado pasar cierto tiempo.

En tal sentido, la historia política ha de servir para ayudarnos a calibrar hasta qué punto (y cuándo) las actitudes apaciguadoras resultan acertadas o no. Por lo tanto, es imprescindible que los defensores de la democracia liberal sean conscientes de sus decisiones (tanto como lo permitan las circunstancias) frente a una situación cada vez más frecuente en la actualidad, como es el progresivo desmantelamiento de las instituciones de la democracia liberal en diversas partes del mundo. Tal problemática requiere, hoy en día, que los demócratas liberales ofrezcan un conjunto de respuestas más firmes, más decididas, más creativas, más solidarias entre los diversos estados regidos por democracias liberales, las cuales necesariamente pasan por extremar los recursos del derecho y la diplomacia para salvaguardar, a toda costa, el correcto funcionamiento de las instituciones que garantizan la libertad y la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Con toda probabilidad este tipo de medidas ayudaría a preservar, además, la paz entre las naciones, ya que es bien sabido que rara vez las democracias liberales hacen la guerra entre sí. Se trata de defender los mejores atributos del régimen que hasta ahora se ha demostrado más capaz de satisfacer, de manera eficaz, legítima, pacífica y justa, la mayor cantidad de intereses de los ciudadanos que las conforman, respetando además la pluralidad natural de toda sociedad.

La presente investigación bien puede ser considerada como el estudio de un caso en el que se verifica la problemática anteriormente señalada. Venezuela ha vivido durante los primeros años del presente siglo un conflicto que claramente ejemplifica y recrea los dilemas expuestos en los párrafos anteriores. Se trata de un caso demasiado reciente, hasta el punto de que todavía se encuentra en curso, circunstancia por la cual se hace difícil mantener un tratamiento equilibrado y sereno del tema, más aún cuando buena parte de la información disponible suele estar marcada por su orientación partidaria. Tal como suele pasar en todo conflicto, la mutua descalificación y el encasillamiento en la propia visión ha solido ser una pauta en muchos de los intentos de comprensión acerca de lo recientemente acontecido en Venezuela.

Por tales razones, a lo largo del presente estudio se trabajó siempre con la firme determinación de comprender las posturas, motivaciones e intereses de los actores involucrados, tomando en cuenta tanto la forma en que los actores se perciben a sí mismos como la caracterización que pudiera corresponderles desde el punto de vista de la teoría política. En función de respetar estos dos criterios, se parte de tres premisas que posiblemente restan atención a algunos aspectos importantes, pero que nos parecen plenamente justificadas: 1) la aceptación de la legitimidad de los intereses buscados por las partes en conflicto, de acuerdo con sus propios principios, percepciones y valores, en el entendido de que 2) los actores políticos son fundamentalmente racionales en la búsqueda de la satisfacción de sus intereses, lo cual se refleja en 3) una ineludible e inteligible relación entre su discurso y la orientación de sus prácticas políticas, más allá de las contradicciones, cambios de perspectiva y maniobras de engaño en los que pudieran incurrir.

Pensamos que solo partiendo del reconocimiento de esta coherencia primordial entre valores, interés y discurso de las partes en conflicto se puede elaborar una interpretación que, más allá de las valoraciones particulares del autor, se fundamente sobre un análisis riguroso, razonable y sistemático que se aproxime a captar satisfactoriamente la naturaleza del conflicto político aquí estudiado. Se trata así de comprender la racionalidad propia de los actores, desde la convicción de que dicha racionalidad efectivamente existe, con la finalidad de identificar y entender las bases reales sobre las cuales se asienta el conflicto analizado y la naturaleza de su evolución en el tiempo. Ahora bien, a partir de ese enfoque, es necesario precisar que la línea teórica asumida, así como la posición personal del autor, coinciden con los postulados de la versión liberal y moderna de la democracia, desde la convicción (práctica y teóricamente sustentada) de que este régimen ha logrado ofrecer el marco de convivencia más justa desarrollado hasta ahora, en términos globales.

Por último, no conviene cerrar esta introducción sin decir algunas palabras con respecto a la metodología empleada. Esta se basó en la revisión minuciosa de casi 14.000 artículos de prensa (principalmente del diario El Universal), múltiples libros recientemente publicados, testimonios de algunos protagonistas esenciales y diversos documentos de primordial importancia (varios de ellos reproducidos en los anexos de este libro). El énfasis se hizo en la revisión de prensa y no en las entrevistas, por diversas razones. En primer lugar, a través de Internet existe hoy la posibilidad de revisar y catalogar volúmenes de datos aparecidos en la prensa en un modo que hace tan solo unos pocos años hubiera resultado prácticamente imposible. En segundo lugar, la polarización que dio origen al conflicto venezolano reciente persistía aún durante el tiempo en el que se realizó esta investigación, razón por la cual la posibilidad de entrevistar a varios de sus protagonistas resultó ser más exigua de lo deseado. En tercer lugar, la revisión exhaustiva de prensa ofrece al método histórico aquí empleado la posibilidad de ampliar su capacidad de interpretación histórico-política en una forma que no permiten las entrevistas, puesto que con ello se logra reseñar el comportamiento y el discurso desplegados por los actores en el momento de los hechos, mientras que las entrevistas inducen al entrevistado a reconstruir los acontecimientos desde una perspectiva mucho más sesgada, donde median el paso del tiempo y el desenlace de los procesos. Se trató de reducir así el efecto pernicioso que el interés particular y la memoria selectiva suelen ejercer sobre la comprensión del pasado. Como consecuencia de tan exhaustiva revisión de prensa, la versión original de este libro contaba con más de 1.300 notas al pie de página, con las cuales se sustenta hasta la más sutil de las afirmaciones del autor. Sin embargo, de cara a esta edición, y con el propósito de facilitar su lectura, se prefirió reducir su número en una proporción significativa. De todas formas, el lector cuenta con la garantía de que casi la totalidad del contenido sustantivo de dichas notas fue incorporado al texto principal, con la finalidad de permitirle «escuchar» a los protagonistas en la forma más directa posible.

Habiéndose derivado de una investigación doctoral, algunas secciones de este volumen coinciden con versiones publicadas previamente (con importantes modificaciones y por separado) como artículos arbitrados en revistas especializadas. Por tal razón, el lector encontrará que, en algunos pasajes del texto, el tono de la redacción y la argumentación es algo más denso de lo que corresponde a trabajos de carácter, por ejemplo, más periodístico. Sin embargo, se ha considerado que tal circunstancia, lejos de representar un inconveniente, constituye seguramente una necesidad a la hora de ofrecer al gran público una interpretación coherente y bien sustentada con respecto a la conflictividad vivida por la nación durante estos últimos años.

Obviamente, la interpretación que se ofrece en este libro no será ni la primera, ni la última, ni mucho menos la única válida que pueda surgir al respecto. Es, simplemente, una entre tantas interpretaciones que se necesitan para comprender la polémica y dolorosa dinámica de confrontación política que embargó a la nación venezolana durante la última década. Su aspiración más elemental es la de servir como material documental para futuros estudios sobre la conflictividad política que registró Venezuela a principios del siglo XXI; su sello característico es la voluntad de recordarnos los dilemas que surgen y el carácter incidental o de acontecimiento que marca cada episodio dentro de esa concatenación de hechos y decisiones que luego damos en llamar «historia»; su propósito concluyente: recordarnos que sin libertades individuales no es posible hoy la democracia, ni la consecución de situaciones de paz, estabilidad y justicia.

Notas

1. «En su campaña para la reelección [como secretario general de la OEA], buena parte del respaldo unánime que Gaviria consiguió de los países del continente se debió a una propuesta para desarrollar mecanismos de intervención en los países que interrumpían el normal desarrollo de sus instituciones y procesos democráticos. La propuesta tomó forma a principios de 2001 y se convirtió en un borrador de declaración, pero una vez que estuvo redactada, la unanimidad inicial se rompió». Vargas, Mauricio (2001): Tristes tigres, Bogotá, Planeta; pp. 46-47.

2. En el preámbulo de la Carta se citan concretamente la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la cláusula democrática firmada en la Tercera Cumbre de las Américas en Québec, el protocolo de San Salvador, el Compromiso de Santiago, la Declaración de Nassau, la Declaración de Managua y otras iniciativas y acuerdos similares.

3. Carlos Contreras: «Presidente Chávez condena ataque terrorista a Estados Unidos», en http://www.eluniversal.com/2001/09/13/pol_art_13108BBB.shtml); conceptos similares fueron emitidos por quien entonces era canciller de Venezuela, Luis Alfonso Dávila (Sara C. Díaz: «‘Venezuela es un país de paz’», en http://www.eluniversal.com/2001/09/14/pol_art_14107AA.shtml), y otros miembros del gobierno (Alicia La Rotta: «Gobierno repudia atentado», http://www.eluniversal.com/2001/09/12/pol_art_12106AA.shtml) (Consultas: junio 4, 2008).

4. A finales de septiembre fue encontrado el cadáver de Consuelo Araújo, exministra de cultura y esposa del procurador general, que había sido secuestrada una semana atrás en Valledupar. Pastrana logró negociar un pacto con las FARC para que no se viera afectado el proceso de paz, prorrogando la desmilitarización a cambio de que los guerrilleros no secuestraran civiles; el acuerdo –que no sería precisamente cumplido- fue aplaudido por el ministro de Defensa venezolano, José Vicente Rangel. Ver «Pacto salva diálogo con las FARC», http://www.eluniversal.com/2001/10/07/int_art_07122AA.shtml (Consulta: junio 6, 2008).

5. Chávez inició el día 6 de octubre de 2001 una gira de tres semanas por varios países (en principio Suiza, Francia, Italia, Bélgica, Austria, Portugal y Reino Unido, pero luego se sumarían Argelia, Libia, Arabia Saudita y Rusia) y también incluyó la asistencia a la reunión de la ONU en Ginebra, donde Chávez achacó a la pobreza y la desigualdad la causa de los conflictos en el mundo y rechazó la guerra para su solución; información tomada de Taynem Hernández: «‘EE.UU. no tiene que opinar sobre viaje de Chávez a Libia’», http://www.eluniversal.com/2001/10/16/pol_art_16208AA.shtml; Gustavo Méndez: «‘La guerra no es el camino’», http://www.eluniversal.com/2001/10/09/int_art_09106AA.shtml y Elvia Gómez: «Oficialismo autorizó al presidente a ausentarse del país hasta el 26», http://www.eluniversal.com/2001/10/05/pol_art_05112DD.shtm (Consultas: junio 6, 2008).

6. Los choques diplomáticos habían sobrevenido como consecuencia de las visitas de Chávez a Castro y Hussein, sus posiciones heterodoxas frente a la OPEP, el ALCA y la Carta Democrática, el caso Montesinos (prófugo de la justicia y exasesor de inteligencia del destituido presidente del Perú, Alberto Fujimori, quien sospechosamente se encontrara escondido en Venezuela durante varios meses y que fuera finalmente capturado en ese país el 22 de junio de 2001) o las presuntas relaciones del gobierno venezolano con la ETA, organizaciones islamistas, guerrillas colombianas y el caso «Ballestas».

7. Ernesto Villegas: «Chávez al MAS: ‘Agarren sus maletas y váyanse’», http://www.eluniversal.com/2001/10/05/pol_art_05112AA.shtml (Consulta: junio 6, 2008).

8. Los productores agropecuarios rechazaban las políticas del gobierno en materia agropecuaria, que incluían expropiaciones de tierras y fijación de precios. Raquel Barreiro: «Fedecámaras alerta sobre escalada de protestas», http://www.eluniversal.com/2001/10/03/pol_art_03111AA.shtml (Consulta: junio 6, 2008).

9. Ver el Informe Anual 2000-2001 de Provea, «Situación de los Derechos Humanos en Venezuela», http://www.uasb.edu.ec/padh/revista3/defensa/provea.htm (Consulta: junio 6, 2008). La pregunta del referéndum fue: «¿Está usted de acuerdo con la renovación de la dirigencia sindical, en los próximos 180 días, bajo Estatuto Especial, elaborado por el Poder Electoral, conforme a los principios de alternabilidad y elección universal, directa y secreta, consagrados en el artículo 95 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y que suspendan durante ese lapso en sus funciones los directivos de las Centrales, Federaciones y Confederaciones Sindicales establecidas en el país?». Consejo Nacional Electoral, Resolución No. 001115-1979, del 15.11.00».
Contraviniendo el referéndum de diciembre de 2000, y pese al recurso de amparo admitido por el TSJ (Tribunal Supremo de Justicia), la CTV procedió a realizar sus elecciones internas el jueves 25 de octubre de 2001 (Lucylde González: «Santolo: Ratificamos la autonomía del movimiento sindical», http://www.eluniversal.com/2001/10/25/pol_art_25110AA.shtml), las cuales se saldaron con una holgada pero turbia victoria de la oposición, consagrando a Carlos Ortega como máximo directivo de la central sindical.
Los comicios fueron tachados de fraudulentos por el gobierno (especialmente por el candidato oficialista, Aristóbulo Istúriz. Gustavo Méndez: «Acuerdo político busca salvar comicios de la CTV»,http://www. eluniversal.com/2001/11/04/pol_art_04106DD.shtml) a pesar de la asistencia técnica del CNE (Consejo Nacional Electoral). A partir de entonces, el oficialismo comenzaría a buscar mecanismos que le permitieran sustituir a la directiva del CNE. «Oficialismo estudia ley especial para sustituir directiva del CNE», http://www.eluniversal.com/2001/10/31/pol_art_31104HH.shtml (Consultas: junio 6, 2008).

10. Durante los primeros días de este mes se divulgó el contenido de un informe de Stratfor -una agencia privada de inteligencia- que afirmaba que Washington «no protestaría en voz alta la remoción no democrática» de Hugo Chávez, «especialmente si el suministro de petróleo no es interrumpido», ante lo cual el presidente venezolano señaló que «en Venezuela no hay el menor riesgo posible de un golpe de Estado»; Alicia La Rotta: «‘No hay posibilidad de golpe’», http://www.eluniversal.com/2001/11/06/pol_art_06104AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

11. El comandante general del Ejército, general Cruz Weffer, señaló el 9 de noviembre que Chávez «ha sido víctima de una guerra programada por la oposición, bien orquestada» (Rodolfo Cardona Marrero: «El presidente es víctima de una guerra opositora» http://www.eluniversal.com/2001/11/10/pol_art_10106EE.shtml), mientras que dos días más tarde el comandante de la Guardia Nacional, Belisario Landis, sostenía que «aquellos que quieren ser presidentes antes de tiempo ¡esperen su turno!» («‘¡Esperen su turno a la presidencia!’», http://www.eluniversal.com/2001/11/11/pol_art_11106DD.shtml (Consultas: junio 7, 2008).

12. En Pedro García Otero: «La ‘caja negra’ de la habilitante», http://www.eluniversal.com/2001/11/05/pol_art_05102AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

13. Sara C. Díaz: «‘Terrorismo es subproducto anglosajón’», http://www.eluniversal.com/2001/11/09/pol_art_09106AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

14. Elvia Gómez: «‘Solo es un aliado quien coopere’», http://www.eluniversal.com/2001/11/10/pol_art_10104AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

15. Alicia La Rotta: «Chávez recibió a representantes», http://www.eluniversal.com/2001/11/13/pol_art_13110CC.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

16. El IVAD (Instituto Venezolano de Análisis de Datos, usualmente acusado por algunos opositores como «pro-chavista») señalaba que, entre octubre y noviembre, un 69% responsabilizaba a Chávez de los problemas del país y un 85% le pedía cambiar de actitud, en referencia sobre todo al tono de sus declaraciones. http://www.eluniversal.com/2001/11/12/pol_art_12108AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

17. «Chávez, Miquilena y Cabello defienden los textos aprobados», http://www.eluniversal.com/2001/11/16/pol_art_16102FF.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

18. Milagros Socorro: «Si hay golpe, será muy cruento», http://www.eluniversal.com/2001/11/18/pol_art_18104AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

19. «Chávez: ‘Las cúpulas se unen’», http://www.eluniversal.com/2001/11/20/pol_art_20104AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

20. Mariela León: «Carmona: ‘El interlocutor válido es Chávez’», http://www.eluniversal.com/2001/11/23/pol_art_23104CC.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

21. Andrea Benavides: «‘Guerrillero no es terrorista’», http://www.eluniversal.com/2001/11/25/int_art_25114AA.shtml (Consulta: junio 6, 2008).

22. El gobierno español estaba solicitando mayor cooperación por parte de Caracas en la lucha contra ETA; según el diario español La Razón, se albergaban en Venezuela hasta 40 etarras. «España acusa a Venezuela de cobijar etarras», http://www.eluniversal.com/2001/11/24/int_art_24113DD.shtml; el ministro Rangel defendió la integridad del gobierno de Caracas, argumentando que los etarras estaban en Venezuela en virtud de un acuerdo firmado entre los presidentes Carlos Andrés Pérez y Felipe González. «Rangel niega que Venezuela dé protección a etarras», http://www.eluniversal.com/2001/11/26/pol_art_26112CC.shtml
El día anterior habían sido asesinados dos policías por la ETA en Beasain, Guipúzcoa. «Atentado de ETA cobra la vida de dos policías vascos», http://www.eluniversal.com/2001/11/24/int_art_24113GG.shtml (Consultas: junio 7, 2008).

23. Colombia se mostraba preocupada por las demoras en la respuesta del Estado venezolano a su petición de extradición de Jose María Ballestas –supuesto guerrillero del ELN, detenido y retenido en Venezuela por la Disip y requerido en Bogotá por apoderamiento y desvío de aeronave, secuestro extorsivo, homicidio culposo y rebelión-, realizada desde hacía más de 9 meses. El gobierno venezolano no había informado de su detención, pero la difusión de un video en 2000 en el cual se apreciaba que Ballestas estaba en manos de la Disip obligó a Caracas a admitir el hecho.

24. El texto aparece en el artículo «En Venezuela hay una ‘mascarada’ opina la Internacional Socialista», http://www.eluniversal.com/2001/11/30/pol_art_30106GG.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

25. Taynem Hernández: «‘Para volver atrás, no hay diálogo’», http://www.eluniversal.com/2001/11/29/pol_art_29108AA.shtml (Consulta: junio 7, 2008).

26. Dicho recurso fue presentado ante el TSJ por el líder de la «Fuerza Bolivariana de Trabajadores» y contendiente de Carlos Ortega en las elecciones sindicales, Aristóbulo Istúriz, quien se quejó de la decisión y argumentó que la sentencia al menos servía para demostrar que Chávez no controlaba al CNE y al TSJ. Sin embargo, señaló que a partir de entonces iban «a existir dos centrales de trabajadores» En Rodolfo Cardona: «Istúriz: ‘Fallo del TSJ obedece al contexto político’», http://www.eluniversal.com/2001/12/06/pol_art_06106DD.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

27. Ernesto Ecarri: «‘Intentan sabotear el paro’», http://www.eluniversal.com/2001/12/01/pol_art_01102AA.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

28. Durante los primeros días de diciembre, la Asociación Pro-Venezuela trató de canalizar los diálogos entre gobierno y oposición, proponiendo al presidente Chávez la preparación de unos talleres en los que se discutieran las leyes recién promulgadas. Miquilena, más proclive al entendimiento con la oposición que Rangel, aunque igualmente opuesto al paro empresarial, presentó la idea a Chávez, quien la habría acogido con buenos ojos, pero señaló que la misma simplemente se estaba evaluando. Alicia La Rotta: «Ejecutivo acepta revisión de leyes», http://www.eluniversal.com/2001/12/05/pol_art_05104EE.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

29. «Chávez: ‘El lunes, todos a la calle’», http://www.eluniversal.com/2001/12/09/pol_art_09102AA.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

30. Palabras captadas en un video que fue proyectado durante la interpelación, por parte de la Comisión Especial Política nombrada por la Asamblea Nacional para la investigación de los hechos ocurridos los días 11, 12, 13 y 14 de abril de 2002, al general (Av) Pedro Antonio Pereira Olivares, el día 20 de mayo de 2002, a las 11:10 am; en http://www.urru.org/11 de abril/interpelaciones/PO1.htm (Consulta: junio 8, 2008).

31. Ernesto Villegas: «‘No me obliguen a tomar medidas especiales’», http://www.eluniversal.com/2001/12/16/ pol_art_16108AA.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

32. Tal era el caso del viejo revolucionario Guillermo García Ponce, quien desaprobó explícitamente las declaraciones e iniciativas de Miquilena, que apuntaban a buscar un diálogo en la Asamblea Nacional para llegar a un acuerdo sobre las nuevas 49 leyes; García Ponce concordaba con Chávez al afirmar que «dialogar en el terreno del enemigo equivale a capitular». Ernesto Villegas: «García Ponce objeta discurso de Miquilena», http://www.eluniversal.com/2001/12/18/pol_art_18104DD.shtml
De igual modo, el ministro de la Secretaría, Diosdado Cabello, ratificaba también el día 18 de diciembre esta posición de cara a su propio partido, el MVR. Taynem Hernández: «Si se quieren ir que se vayan», http://www.eluniversal.com/2001/12/19/pol_art_19104AA.shtml (Consultas: junio 8, 2008).

33. Antes del paro de 12 horas, Leopoldo López, joven dirigente de la oposición, se había declarado como un «desobediente civil»; http://www.eluniversal.com/2001/11/26/ccs_art_26402AA.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

34. «Petición venezolana sobre Posada Carriles complace a Castro», http://www.eluniversal.com/2001/12/23/int_art_23115FF.shtml (Consulta: junio 8, 2008). Posada Carriles ha sido solicitado por el gobierno de Fidel Castro durante décadas por hacer explotar un avión de Cubana de Aviación con 73 pasajeros en 1976.

35. Ernesto Villegas: «Foro de São Paulo apoya a Chávez», http://www.eluniversal.com/2001/12/18/pol_art_18106AA.shtml (Consulta: junio 8, 2008).

36. «Chávez acusa a medios de terrorismo psicológico»; http://www.eluniversal.com/2002/02/12/pol_art_12105BB.shtml Durante esos días el gobierno celebraba además el aniversario del golpe de Estado del 4F 1992, que Chávez consideró como una «estocada al puntofijismo». «‘4F fue la estocada final al puntofijismo»; http://www.eluniversal.com/2002/02/03/pol_art_03104AA.shtml (Consultas: junio 24, 2008).

37. Rodolfo Cardona Marrero: «‘75% de la FAN rechaza a Chávez’», http://www.eluniversal.com/2002/02/08/pol_art_08102AA.shtml (Consulta: junio 24, 2008).

38. El comunicado de la OEA, leído por Gaviria, considera «inaceptables» los señalamientos del coronel Pedro Soto; «Canciller satisfecho con la OEA», http://www.eluniversal.com/2002/02/11/pol_art_11102AA.shtml (Consulta: junio 24, 2008). Soto sería imitado al poco tiempo por el contralmirante Carlos Molina Tamayo, el general Román Gómez Ruiz, el teniente-coronel Hugo Sánchez y otros oficiales de menor graduación.

39. En efecto, a finales de enero se difundió la noticia de que una avioneta -que supuestamente procedía de Venezuela- era derribada en territorio colombiano, conteniendo 15.000 cartuchos para fusiles AK-47, el mismo tipo usado por las FARC. El Espectador: «Alimento para diez mil fusiles», artículo reproducido por El Universal, http://www.eluniversal.com/2002/02/11/pol_art_11104BB.shtml (Consulta: junio 22, 2008).

40. «Chávez ofrece a Pastrana la mediación venezolana», http://www.eluniversal.com/2002/01/13/int_art_13110DD.shtml (Consulta: junio 22, 2008).

41. Por esas fechas fue secuestrado el senador Gechem Turbay; igual sucedería también el día 23 con la candidata Ingrid Betancourt, en las cercanías de San Vicente del Caguán. Simultáneamente, el candidato Álvaro Uribe Vélez recibía múltiples amenazas de muerte por parte de los guerrilleros.

42. El programa, que parecía un acuerdo de cara a una transición política, planteaba algunas directrices con el supuesto objetivo de rescatar la gobernabilidad, lograr la reactivación económica del país y erradicar la pobreza. En este documento no se mencionaba al gobierno en ningún momento. Mariela León: «Suscriben acuerdo democrático», http://www.eluniversal.com/2002/03/06/pol_art_06102AA.shtml (Consulta: junio 24, 2008).

43. La encuestadora Datanálisis, que años después sería acusada de «prochavista» por sectores radicales de oposición, lo ubicaba en un 17%. «Alcalde Mayor lidera encuesta de Datanálisis», http://www.eluniversal.com/2002/03/27/pol_art_27108AA.shtml (Consulta: junio 25, 2008).

44. Blanco M., Agustín (2006): Habla el que se fue, Universidad Central de Venezuela, Caracas, pp. 221- 223). Para mayores detalles sobre lo ocurrido durante el 11 de abril, y para consultar dos versiones opuestas de los hechos, revisar los libros de Olivares, Francisco (2006): Las balas de abril, editorial Debate, Caracas; y Golinger (2005), op.cit.

45. «México y Chile impidieron reconocer el gobierno de Carmona», http://www.eluniversal.com/2004/11/28/pol_art_28108D.shtml (Consulta: junio 26, 2008).

46. «Expresidente Flores descarta por ‘falsa’ acusación de Castañeda», http://www.eluniversal.com/2004/12/02/pol_art_02104B.shtml (Consulta: junio 26, 2008).

47. Kim Bartley y Donnacha O’Brian, de nacionalidad irlandesa y quienes curiosamente pudieron filmar buena parte de los acontecimientos durante los días 11, 12 y 13, realizaron un video denominado The revolution will not be televised, que ha sido ampliamente difundido en Europa y Norteamérica. El video, que los partidarios de Chávez valoran como una demostración concluyente de que efectivamente se produjo un golpe de Estado, es considerado por los opositores una visión sesgada y manipuladora.

48. Kissinger (1957), op.cit, p. 2.

49. Declaraciones que aparecen en «‘Empiezan a ver golpistas hasta en la sopa’», http://www.eluniversal.com/2002/04/25/pol_art_26110DD.shtml (Consulta: junio 28, 2008).

50. Esta declaración aparece en el artículo de Ángel Bermúdez: «Chávez no descarta otro golpe armado o ‘institucional’», http://www.eluniversal.com/2002/05/19/pol_art_19112AA.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

51. Ernesto Villegas Poljak: «Objetan ‘ambigüedad’ de la OEA», http://www.eluniversal.com/2002/04/24/ pol_art_24106AA.shtml (Consulta: junio 28, 2008).

52. «Venezuela polarizó a delegados de la OEA», http://www.eluniversal.com/2002/04/20/int_art_20109AA.shtml (Consulta: junio 28, 2008).

53. Las denuncias se referían tanto a los hechos del 11 de abril como a los asesinatos por parte de grupos de exterminio que operaban en algunas regiones del país. Irma Álvarez: «11 de abril encabeza agenda de la OEA», http://www.eluniversal.com/2002/05/07/pol_art_07102AA.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

54. Argelia Ríos: «‘La verdad deben buscarla órganos internacionales imparciales’», http://www.eluniversal.com/2002/05/06/pol_art_06108AA.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

55. Alicia La Rotta: «‘Se debe aceptar la mediación de la Organización de Estados Americanos’», http://www. eluniversal.com/2002/05/05/pol_art_05112CC.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

56. Mariela León: «‘La gente terminará aceptando la vía del diálogo nacional’», http://www.eluniversal.com/2002/05/14/eco_art_14202CC.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

57. «Documento opositor unificado», http://www.eluniversal.com/2002/05/14/pol_art_14102DD.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

58. La CTV no aceptaba invitaciones a título personal y exigía una agenda de negociaciones para asistir a la Comisión de Diálogo. «CTV pide agenda a la comisión de diálogo», http://www.eluniversal.com/2002/05/15/pol_art_15110EE.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

59. AG/DEC. 28 (XXXII-O/02) DECLARACIÓN SOBRE LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA http://www.oas.org/juridico/spanish/ag02/agdec_28.htm (Consulta: julio 1, 2008). En efecto, la Asamblea Nacional había aprobado en primera discusión un proyecto sobre la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Nacional. «Defensoría cuestiona ley de la verdad», http://www.eluniversal.com/2002/06/04/pol_art_04106DD.shtml (Consulta: julio 1, 2008).

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