El Dr. Samuel Pagán, autor de este libro, no necesita presentación, pues es bien conocido por sus muchas obras, con su acostumbrada claridad, nos ofrece una excelente presentación de la historia del Israel bíblico, en la que hace gala de su vasta erudición y conocimiento del campo, pero al mismo tiempo muestra una gran sensibilidad para comunicar su contenido de forma asequible a la mayoría del público lector.
En este libro, Pagán hace abundante uso de los descubrimientos y conclusiones de las diversas ciencias y disciplinas aplicadas a los estudios bíblicos; disciplinas tales como la arqueología, la filología, la antropología o la crítica textual e histórica, entre otras. Con ello nos ayuda a entender mejor la historia en toda su amplitud y profundidad. Pero, al mismo tiempo, lo hace con el respeto que merecen estos textos que a través de los siglos han servido de inspiración y guía tanto al pueblo de Israel como a la iglesia de Jesucristo.
Por todo esto, y por muchas otras razones que los lectores descubrirán en el libro mismo, recomiendo entusiastamente la lectura de esta nueva obra del Dr. Pagán, al tiempo que aprovecho la oportunidad para expresar mi esperanza de que el mismo Dr. Pagán nos regale más obras como esta, y que surjan entre sus lectoras y lectores personas llamadas a continuar los estudios y la tarea que el Dr. Pagán tan acertadamente ejemplifica.
Dr. Justo L. González
Historiador de la iglesia
Historia del Israel bíblico es un libro de gran valor histórico, pertinencia teológica y virtud educativa, tanto en entornos educativos como en las comunidades de fe. El Dr. Pagán, que ya nos tiene acostumbrados a libros eruditos y pastorales, presenta en esa tradición una magnífica obra, que puede ser de gran bendición a todos los creyentes de habla castellana que desean profundizar su conocimiento bíblico para llevar a efecto ministerios transformadores. Y es, también, una obra necesaria para profesores de seminarios, universidades e institutos bíblicos, pues proviene de un profesor latinoamericano que ha dedicado muchos años a las traducciones de la Biblia y al estudio sistemático y profundo de la Palabra del Señor.
Dra. Nohemí C. Pagán
Editora de literatura cristiana y profesora de espiritualidad
Jerusalem Center for Biblical Studies
Historia
del Israel bíblico
Samuel Pagán
Editorial CLIE C/ Ferrocarril, 8 08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPAÑA E-mail: clie@clie.es http://www.clie.es |
© 2019 por Samuel Pagán «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)». © 2019 por Editorial CLIE |
HISTORIA DEL ISRAEL BÍBLICO
ISBN: 978-84-17131-70-8
eISBN: 978-84-17131-71-5
Cristianismo
Historia
DEDICATORIA
Dedico este libro sobre la historia del pueblo de Israel en
los tiempos bíblicos a mis hijos, Samuel y Luis Daniel, y a Yasmín e Ileana,
mis nueras, que han estado conmigo continuamente
en estos peregrinares literarios y teológicos…
Muchas gracias, muchas veces…
ÍNDICE
DEDICATORIA
ABREVIATURAS
PREFACIO
La historia del pueblo de Israel
La Biblia
La historia teológica de un pueblo
La historia del Israel bíblico en las iglesias
Nuestro acercamiento a los temas expuestos
Agradecimientos
I.INTRODUCCIÓN NECESARIA
Los comienzos
Valores espirituales y teológicos de la Biblia hebrea
Dios es creador
Dios es santificador
Dios es liberador
Dios es justo
El Mesías
Dios es paz
Los nombres de la Biblia
El canon de las Escrituras
Los géneros literarios de la Biblia hebrea
Los capítulos y versículos
El texto hebreo de la Biblia
Versiones antiguas de la Biblia hebrea
Versiones griegas
Versiones arameas
Otras versiones antiguas
1. Versiones occidentales
2. Versiones orientales
3. Versiones políglotas europeas
Traducciones de la Biblia al castellano
Diversos métodos para el estudio de la Biblia
II.NARRACIONES HISTÓRICAS Y TEOLÓGICAS
Desafíos y oportunidades
Narración de la historia bíblica
Los comienzos
Los antepasados de Israel
El éxodo de Egipto
La conquista de Canaán
El período de los caudillos
La monarquía en Israel
La monarquía dividida
Reyes de Judá e Israel
El exilio en Babilonia
El período de retorno y restauración
El período helenista
La teología bíblica
Metodologías de estudio
Conceptos de Dios
El Dios soberano
El Dios eterno y vivo
Los nombres de Dios
Algunas implicaciones contextuales
III.EL MUNDO DE LA BIBLIA HEBREA
La región de Palestina
Rutas antiguas
Imperios y naciones vecinas de Israel
Egipto
Asiria
Babilonia
Siria o Aram
Media y Persia
Fenicia
Filistea
Amón, Moab y Edom
Reino de los hititas
Grecia
Arqueología y Biblia
Los mitos antiguos
Instituciones sociales
Familias, clanes y tribus
Los ancianos
El rey y los sistemas de justicia
Sabios, sacerdotes y profetas
Relaciones familiares
Las mujeres
IV.PREHISTORIA DE ISRAEL
Historia primigenia
Prehistoria y arqueología
Mitos y epopeyas de importancia procedentes de la antigüedad
V.ANTEPASADOS, PATRIARCAS Y MATRIARCAS
Época y narraciones
Nombres
Costumbres y estilos de vida
Religión y Dios de los antepasados
Hebreos, habirus o hapirus
Las narraciones de José
Fecha de la época de los patriarcas y las matriarcas
VI.EGIPTO: VIDA, CAUTIVERIO Y LIBERACIÓN
El imperio egipcio
Historia y teología del éxodo de Egipto
El evento y la fecha
La ruta y los números del éxodo
El peregrinar por el desierto
Del mar Rojo al monte Sinaí
La revelación en el Sinaí
Del monte Sinaí a Cades
De Cades a Transjordania
Moisés como figura histórica y teológica
VII.LLEGADA A CANAÁN
Las tierras de Canaán
Religión y política
Literatura deuteronomística
Llegada y conquista de Canaán
Reparto de la tierra prometida entre las doce tribus de israelitas
Las ciudades de refugio y de los levitas (Jos 20—21)
El pacto en Siquén (Jos 23—24)
Las narraciones milagrosas en el libro de Josué
El paso del río Jordán (Jos 3.14—5.15)
La conquista de Jericó (Jos 6.1-27)
La detención del sol en Gabaón (Jos 10.1-15)
VIII.CAUDILLOS, HÉROES Y HEROÍNAS
Período de los caudillos
Egipto, Asiria, Aram y Filistea
Las tribus hebreas y las nuevas realidades en Canaán
Respuestas a las crisis, unidad de las tribus y anfictionía
Samuel, caudillo, sacerdote y profeta
IX.PROFETAS, SACERDOTES Y REYES
De los caudillos a la monarquía
Modelos políticos alternativos en Transjordania
Edom
Moab
Amón
Los arameos
Modelos políticos en la costa del mar Mediterráneo
Fenicia
Filistea
La administración política en Egipto, Asiria, Babilonia y Persia
Egipto
Asiria
Babilonia
Persia
Prehistoria de la monarquía
Institución de la monarquía
Samuel: Caudillo, sacerdote, profeta, militar y precursor de reyes
Saúl, el primer rey de Israel
David, de dulce cantor a monarca
El reino de David
Jerusalén como capital del reino
Dinámicas internas del reino
El rey Salomón: Vida y ejecutorias
El reino ideal de Salomón
La fama y el templo
X.LOS REINOS DEL NORTE Y DEL SUR: ISRAEL (931-722 a.C.) Y JUDÁ (931-586 a.C.)
La división del reino de David
La crisis política
El cisma religioso
Israel, el reino del Norte
La dinastía de Omrí (1R 16—2R 8)
Los profetas Elías (1R 17—2R 2) y Eliseo (2R 2—9)
La dinastía de Jehú (2R 9—10)
Derrota y destrucción del reino del Norte (2R 15—17; 743-722 a.C.)
El reino del Sur: Judá (1R 14—2R 25)
La guerra siro-efraimita (2R 16)
Reformas religiosas e infidelidad nacional (2R18—21)
Las reformas de Josías (2R 22—23)
Crisis final del reino del Sur (2R 23—25)
Profecía y política: El caso de Jeremías
La monarquía: Logros y dificultades
Política y religión en el período de la monarquía
XI.EXILIO (597, 586-539 a.C.) Y POSEXILIO (539-333 a.C.)
Destrucción y crisis en el reino de Judá
El imperio babilónico
Respuestas a la crisis
Profetas de importancia
El imperio persa (539-333 a.C.)
La región de Judea bajo el imperio persa
Regreso de los deportados
Esdras y Nehemías, posibilidades de fechas
Nehemías y sus reformas sociales y religiosas
Esdras y las reformas religiosas
Afirmación de la Ley de Moisés
Los libros de Rut y Ester, y sus contextos históricos
La literatura después de la crisis del destierro y el retorno
XII.PERÍODO HELENÍSTICO (333-63 a.C.)
Alejandro el Grande y su imperio
Período de los Diádocos o sucesores de Alejandro Magno
Los tolomeos (314-197 a.C.)
Los judíos bajo la administración tolomea
Los seléucidas (197-142 a.C.)
Los macabeos (175-134 a.C.)
Los asmoneos (134-63 a.C.)
Literatura apocalíptica
XIII.IMPERIO ROMANO (63-4 a.C.)
La conquista de Roma
El gran Herodes (37-4 a.C.)
La época cristiana (4 a.C.-100 d.C.)
Sectores religiosos de la época
BIBLIOGRAFÍA
ABREVIATURAS
LIBROS DE LA BIBLIA
Libros canónicos
Abd | Abdías |
Am | Amós |
Ap | Apocalipsis |
Cnt | Cantar de los cantares |
Col | Colosenses |
1Co | 1 Corintios |
2Co | 2 Corintios |
1Cr | 1 Crónicas |
2Cr | 2 Crónicas |
Dn | Daniel |
Dt | Deuteronomio |
Ec | Eclesiastés |
Ef | Efesios |
Esd | Esdras |
Est | Ester |
Éx | Éxodo |
Ez | Ezequiel |
Flm | Filemón |
Fil | Filipenses |
Gn | Génesis |
Gá | Gálatas |
Hab | Habacuc |
Hag | Hageo |
Hch | Hechos |
Is | Isaías |
Jer | Jeremías |
Job | Job |
Jl | Joel |
Jon | Jonás |
Jos | Josué |
Jn | Juan |
1Jn | 1 Juan |
2Jn | 2 Juan |
3Jn | 3 Juan |
Jud | Judas |
Jue | Jueces |
Lm | Lamentaciones |
Lv | Levítico |
Lc | Lucas |
Mal | Malaquías |
Mr | Marcos |
Mt | Mateo |
Mi | Miqueas |
Nah | Nahúm |
Neh | Nehemías |
Nm | Números |
Os | Oseas |
1P | 1 Pedro |
2P | 2 Pedro |
Pr | Proverbios |
1R | 1 Reyes |
2R | 2 Reyes |
Ro | Romanos |
Rt | Rut |
Sal | Salmos |
1S | 1 Samuel |
2S | 2 Samuel |
Stg | Santiago |
Sof | Sofonías |
1Ts | 1 Tesalonicenses |
2Ts | 2 Tesalonicenses |
1Ti | 1 Timoteo |
2Ti | 2 Timoteo |
Tit | Tito |
Zac | Zacarías |
Libros deuterocanónicos
Bar | Baruc |
Eclo | Eclesiástico |
Jdt | Judit |
1M | 1 Macabeos |
2M | 2 Macabeos |
Sab | Sabiduría |
Tob | Tobías |
GENERALES
a.C. | antes de Cristo |
A.T. | Antiguo Testamento |
c. | aproximadamente, circa |
cf. | confrontar o comparar |
cm. | centímetro(s) |
d.C. | después de Cristo |
DHH | Versión Dios habla hoy |
ed., eds. | editor, editores |
etc. | etcétera, otros más |
gr. | griego |
heb. | hebreo |
km. | Kilómetro(s) |
m. | metro(s) |
ms. | manuscrito |
mss. | manuscritos |
N.T. | Nuevo Testamento |
p.ej. | por ejemplo |
reimp. | reimpresión |
s., ss. | Siguiente, siguientes |
LXX | versión griega del AT, Septuaginta |
TM | Texto Masorético |
trad. | traducción |
v., vv. | Versículo, versículos |
Vg. | versión latina de la Biblia, Vulgata |
vol. | Volumen |
vols. | Volúmenes |
PREFACIO
El SEÑOR le dijo a Abram:
«Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre,
y vete a la tierra que te mostraré.
»Haré de ti una nación grande,
y te bendeciré;
haré famoso tu nombre,
y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré a los que te maldigan;
¡por medio de ti serán bendecidas
todas las familias de la tierra!»
Génesis 12.1-3
La historia del pueblo de Israel
El libro que usted posee en sus manos tiene como objetivo principal, estudiar, analizar y presentar la historia del pueblo de Israel en el período bíblico. Nuestra finalidad básica, es evaluar las narraciones bíblicas, los documentos que provienen de otras comunidades y culturas del Oriente Medio Antiguo, y los artefactos que ha descubierto la arqueología, para tratar de entender mejor el contexto histórico del pueblo que nos legó la Biblia. Nuestra meta fundamental, es ponderar y entender la historia de una comunidad, que generó gente extraordinaria, hombres y mujeres de fe, personas de integridad, individuos de buenos valores éticos y morales, y que también nutrió la vida y las enseñanzas de grandes pensadores, visionarios, profetas y profetisas, patriarcas y matriarcas, poetas y poetisas…
La historia de Israel en ese singular período bíblico es de gran importancia teológica y política. En nuestro análisis, es menester comprender que los documentos que vamos a estudiar son esencialmente declaraciones teológicas, afirmaciones de fe, y comprensiones religiosas de las experiencias de la vida. Los textos bíblicos contienen más que «material histórico», como entendemos el concepto de «historia» en la sociedad contemporánea. La Biblia, más que un libro de recuentos históricos o narraciones de eventos, es primordialmente una obra fundamentada en la fe. Presenta, en efecto, más que la historia secular de las comunidades antiguas, una «la historia de la salvación»: Una colección de narraciones, poemas, proverbios, genealogías, profecías y mensajes, entre otras, que se fundamentan en las convicciones de fe más profundas de una comunidad. Y esas comunidades primarias de hebreos y posteriormente judíos, entendían sus orígenes como un llamado divino, que les impelía a descubrir, disfrutar y compartir la voluntad de Dios.
La historia de Israel en los tiempos bíblicos es también importante desde la perspectiva política, tanto religiosa como secular. Los entornos geográficos que fueron los escenarios básicos para los eventos que se presentan en la Biblia, han cobrado importancia capital en la geopolítica contemporánea. El Oriente Medio del siglo XXI no es un rincón aislado e ignorado del mundo, sin importancia económica y política internacional. Al contrario, por la necesidad del petróleo en la sociedad actual, los desafíos ideológicos que se vive en la región, y por las crisis políticas en varias de las naciones más grandes e importantes relacionadas con el islam, los pueblos del Oriente Medio cobran protagonismo en el escenario político y social contemporáneo.
Un muy importante componente de las implicaciones políticas y sociales del estudio de la historia de Israel se relaciona con algunos problemas contemporáneos en la región. Un muy buen ejemplo de esas repercusiones actuales es el problema palestino-israelí. En los diálogos de paz entre estas dos comunidades, que ciertamente ambas reclaman que sus antepasados vivieron en la región que en la actualidad viven o aspiran a vivir, las referencias a los patriarcas y las matriarcas en Hebrón, o las afirmaciones en torno a David en Jerusalén, no son infrecuentes.
No podemos ignorar que la historia bíblica del Israel es también la historia de los antepasados de Jesús de Nazaret. La comprensión que el fundador del cristianismo tenía de sí mismo, en gran medida estaba cimentada en sus estudios, reflexiones y memorizaciones de los textos y las narraciones fundamentales de las Escrituras de Israel. Creció con un sentido de pertenencia a un pueblo que entendía sus orígenes, como parte del plan divino primeramente para Israel, y posteriormente, para la humanidad. Y esas percepciones históricas, teológicas y familiares, marcaron de forma permanente el estilo de vida, la teología, el ministerio y las prioridades educativas, teológicas y proféticas de Jesús de Nazaret.
La Biblia
Por generaciones, la Biblia ha sido un libro de importancia capital para millones y millones de personas. Para los creyentes, tanto judíos como cristianos, es fuente de inspiración espiritual, ética y moral, además de ser base para el desarrollo de enseñanzas, doctrinas y teologías. Y para no creyentes, su importancia reside en la naturaleza de su contenido, y en el particular despliegue de géneros literarios y temas que responden a los clamores más intensos e íntimos de la humanidad. Por esas características, entre otras, la Biblia ha sido declarada «Patrimonio de la Humanidad», o referida en círculos íntimos y de fe, como «el Libro», sin más explicaciones u orientaciones.
Es ciertamente la Biblia un ejemplo extraordinario de virtud literaria y estética. En sus testamentos, libros, capítulos, versículos y palabras se encuentran gran cantidad de géneros literarios y temas que revelan mucho más que sus virtudes espirituales. Sus páginas ponen claramente de manifiesto narraciones hermosas y poesías exquisitas: además, entre otros géneros, se incluyen cuentos, himnos, proverbios, oráculos, oraciones, profecías, leyendas…
Inclusive, en las Escrituras aparecen inmersos, entre los temas expuestos, asuntos que la convierten en literatura de éxito en cualquier librería: Por ejemplo, intriga, violencia, humor, sexo, ternura, odio, amor, esperanza… Algunas personas piensan que sus oráculos encierran mensajes ocultos que deben ser descifrados con métodos especiales que incluyen el conteo de las letras y palabras, y el análisis computadorizado de sus narraciones. No son pocas las personas que a través de la historia han intentado ver entre sus párrafos las predicciones certeras de los acontecimientos futuros.
La historia teológica de un pueblo
De fundamental importancia es saber, sin embargo, que la Biblia hebrea, Escrituras judías o A.T., trata de la historia nacional de una comunidad específica, se refiere a los orígenes del pueblo judío. Entre sus relatos, se pueden identificar, sin mucha dificultad, narraciones que explican sus orígenes históricos; e inclusive, se pueden leer poemas antiguos en torno la creación del mundo, y referente el inicio mismo de la vida y la historia. Al comienzo, se trata nada más de un grupo pequeño de individuos, familias y tribus nómadas que afirman ser llamados y elegidos por Dios, hasta posteriormente convertirse en un reino importante en la geopolítica del Oriente Medio.
La narración histórica de las vivencias del pueblo judío, que son ciertamente una extraordinaria interpretación teológica de las realidades de la comunidad, con el paso del tiempo, se ha convertido en modelo para el desarrollo de la esperanza en pueblos oprimidos y perseguidos, y para afirmar el porvenir grato y liberado entre personas cautivas por las diversas angustias de la existencia humana. Los relatos de la liberación extraordinaria del imperio egipcio del grupo nómada, que tradicionalmente se relaciona con Moisés, y las narraciones en torno a las intervenciones divinas para finalizar con el destierro en Babilonia se han convertido en modelos que brindan esperanza y futuro a quienes se han sentido cautivos y heridos a través de la historia de la humanidad. Los gozos y las tribulaciones de la comunidad judía antigua se han convertido en testimonio de fe para quienes sienten las marginaciones y los cautiverios políticos, sociales, económicos, religiosos y espirituales en la existencia humana.
Esos temas de esperanza y renovación tienen grandes repercusiones en la vida y las acciones de Jesús de Nazaret, que fue un joven judío de la Palestina del primer siglo, educado en las importantes tradiciones relacionadas con la Biblia hebrea. Este predicador galileo se destacó por sus interpretaciones transformadoras de los textos antiguos, pues se dedicó a hacer bienes a la comunidad que vivía en medio de una nueva cautividad y ocupación política y militar, la del poderoso imperio romano. Su proyecto de vida fue certero, firme y claro: Interpretar las antiguas Escrituras y tradiciones del pueblo judío, a la luz de las necesidades de la gente más angustiada y necesitada de la región galilea, popular y despectivamente conocida como la «Galilea de los gentiles».
La historia del Israel bíblico en las iglesias
Las iglesias cristianas siguieron el modelo de Jesús e hicieron de las Escrituras hebreas parte de sus Biblias. Sus lecturas de los textos antiguos, sin embargo, tomaban seriamente en consideración, no solo la historia antigua del pueblo judío, sino las actividades liberadoras y transformadoras de Jesús de Nazaret, y las implicaciones de esas acciones a través de la historia. Consideraban, además, el desarrollo de la incipiente comunidad cristiana a medida que el mensaje del Cristo resucitado se difundía en Palestina y el Oriente Medio, particularmente en el Asia Menor. Y esa particular comprensión de las Escrituras hebreas, es la que hace que el mensaje del Antiguo Testamento rompa los linderos del tiempo hasta llegar, entre las personas creyentes, hasta la sociedad contemporánea en el siglo XXI, con fuerza inusitada.
Desde esa particular perspectiva histórica, la Biblia hebrea se convierte en documento grato y familiar en medio de las iglesias y las personas cre-yentes en Cristo. Esa comprensión teológica y espiritual de los documentos judíos, pone en clara evidencia no solo la historia antigua de un pueblo que experimentó el poder divino en su liberación nacional, sino las vivencias de la humanidad. La Biblia hebrea, en efecto, contiene el mensaje que prepara a las personas a enfrentar la vida y sus desafíos, la existencia y sus aciertos, y la cotidianidad y sus desaciertos…
Las personas de fe entienden que el mensaje de la Biblia prepara a la gente a enfrentar, con valor y dignidad, las grandes crisis y dificultades de la vida, inclusive para afrontar la posibilidad de la muerte y sus temores. La Biblia no solo es historia antigua, pues contiene el mensaje relevante que prepara a las personas para superar con valentía los diversos desafíos que intentan cautivarle, disminuirle, oprimirle, subyugarle, marginarle, desorientarle…
La historia del Israel bíblico es «historia de la salvación»: Nos permite identificar, descubrir, analizar y presentar los temas que sirvieron de fundamento para el desarrollo, por ejemplo, de una buena y transformadora teología de la esperanza en momentos de crisis nacionales. Ese tipo de comprensión de la historia del Israel bíblico es fundamental para comprender mejor la obra de Jesús, pues fue el marco de referencia histórico y teológico, para el desarrollo de su ministerio homilético, pedagógico y profético.
En este sentido, la Biblia hebrea, con sus narraciones históricas, no solo es el libro antiguo de los judíos, pues incluye y representa valores morales y principios éticos que superan los límites étnicos, nacionales, regionales, temporales y hasta religiosos. El mensaje de esperanza, futuro, seguridad, redención, restauración, liberación y salvación es, en efecto, la palabra de Dios para la humanidad. Y esa palabra tiene implicaciones para la sociedad posmoderna que ha llegado al siglo XXI con signos de depresión, agotamiento, desorientación…
El A.T. incluye y articula la experiencia de fe del pueblo de Israel desde sus orígenes, inclusive desde la creación del mundo, hasta la época anterior a la llegada del Mesías cristiano, Jesús de Nazaret. Sus narraciones y poemas, sus oráculos y enseñanzas, y sus proverbios y parábolas, incorporan elocuentemente las respuestas de la comunidad hebrea a los grandes desafíos históricos y políticos que vivieron como pueblo e individuos, fundamentados en sus profundas convicciones en el Dios único y verdadero, descrito como el «viviente» (Sal 42.1-3), en contraposición a las deidades cananeas que carecían de esa característica fundamental.
El Dios del A.T., de acuerdo con los relatos bíblicos, escogió revelarse al pueblo de Israel en medio de la historia, específicamente decidió manifestarse en las vivencias reales y cotidianas de la comunidad, al revelar en el Monte Sinaí, la Ley y establecer un pacto o alianza con el pueblo, que era el claro objeto de su amor, misericordia, perdón y elección. Esa particular relación Dios-Israel reclamó del pueblo y sus líderes niveles éticos y morales que pusieran de manifiesto la santidad y la justicia del Señor. La Biblia hebrea, en efecto, presenta la historia de un pueblo desde esa tan particular y extraordinaria perspectiva de la fe.
Nuestro acercamiento a los temas expuestos
Esta obra se concibe y escribe para responder inicialmente a una necesidad y reclamo de las instituciones educativas de las iglesias (p.ej., universidades, seminarios teológicos, institutos bíblicos, escuelas bíblicas, y círculos de estudio y oración), en el extenso y complejo mundo de habla castellana (p.ej., América Latina, el Caribe, España y las comunidades latinas en los Estados Unidos). Se redacta con el propósito definido de iniciar a los lectores y las lectoras de este libro en el extraordinario mundo teológico y literario de la historia del Israel en los tiempos bíblicos.
A esa finalidad pedagógica y teológica inicial, se añade el componente de la identidad del autor, que es profesor y traductor de la Biblia, además de ser puertorriqueño, caribeño, hispano en los EUA y latinoamericano. Por esa razón, además de destacar los temas tradicionales de las diversas «historias de Israel», tomamos seriamente en consideración los asuntos, las preguntas, los desafíos y las preocupaciones que tienen pertinencia e inmediatez en nuestras comunidades de fe y en los diálogos académicos.
Además, escribimos este nuevo libro cuando paso gran parte de mi tiempo de investigación y escritura en Jerusalén y Belén. Ese particular contexto educativo inmediato, nos permite tomar en consideración algunos asuntos teológicos y exegéticos de importancia medular, relacionados, por ejemplo, con las culturas del Oriente Medio, la geografía y el clima de la región, además de las dinámicas geopolíticas que no solo afectaron las relaciones económicas, sociales, culturales, políticas y espirituales en épocas antiguas, sino que todavía el día de hoy se manifiestan con fuerza entre los pueblos palestino e israelí, en particular, y entre el Estado de Israel y los países árabes, en general.
Este libro sobre la historia de Israel bíblico, puede ser utilizado sin mucha dificultad en universidades, seminarios teológicos y pastorales, e institutos bíblicos; también puede ser de gran utilidad y formar parte de las bibliotecas personales de predicadores y predicadoras; además, esta obra puede ayudar a personas involucradas en los diversos programas educativos de las congregaciones, a aumentar su comprensión de los grandes temas teológicos, históricos y espirituales que se manifiestan en las enseñanzas de Jesús y en el ministerio de las primeras iglesias. Inclusive, personas nuevas en la fe encontrarán en estas páginas información variada que les permitirá crecer y desarrollar positivamente su vida cristiana.
Agradecimientos
Escribir un libro en torno a la Biblia es un trabajo complejo, arduo, desafiante, intenso y extenso, que requiere de una gran infraestructura bibliográfica y necesita el personal de apoyo adecuado para llegar a la culminación del proyecto. ¡Y este libro no es ninguna excepción!
Por esa razón, debo separar este espacio de calidad para agradecer sinceramente las contribuciones destacadas de las siguientes personas, que incentivaron, con sus comentarios y sugerencias, la culminación de esta obra:
Mi objetivo académico y profesional, teológico y pedagógico, personal y pastoral, es que podamos incorporarnos, al mundo de la gente sabia, que de acuerdo con el proverbio…
Presta atención, escucha mis palabras;
aplica tu corazón a mi conocimiento.
Grato es retenerlas dentro de ti,
y tenerlas todas a flor de labio.
A ti te las enseño en este día,
para que pongas tu confianza en el SEÑOR.
¿Acaso no te he escrito treinta dichos
que contienen sabios consejos?
Son para enseñarte palabras ciertas y confiables,
para que sepas responder bien a quien te pregunte.
Proverbios 22.17-21
Samuel Pagán
Semana Santa 2018
Jerusalén
I
INTRODUCCIÓN NECESARIA
Canten al SEÑOR, que se ha coronado de triunfo
arrojando al mar caballos y jinetes.
Éxodo 15.21
Los comienzos
Todo comenzó con la visión de un grupo de tribus nómadas en las tie-rras de Egipto que entendieron haber recibido en una especial revelación divina: Salir de la opresión que sufrían en Egipto, y liberarse del cautiverio que vivían en la sociedad liderada por el faraón. Y esa salida extraordinaria, de acuerdo con los relatos del libro del Éxodo, se constituyó en el núcleo básico que con el tiempo llegó a convertirse en el A.T., para los creyentes cristianos e iglesias, y en la Biblia hebrea, para los judíos en sus sinagogas. El recuerdo de un acto significativo de liberación nacional se convirtió en el fundamento de una extraordinaria obra literaria, que es, el día de hoy, respetada y apreciada igualmente por creyentes y no creyentes.
En efecto, la Biblia hebrea es el testimonio elocuente de un pueblo que descubre su identidad y su razón de ser en lo que ellos entienden son actos divinos de liberación, que les apoyan en su deseo de salir de la opresión y llegar a las nuevas tierras de Canaán, en efecto promisorias, y asentarse y vivir como el resto de las naciones en el Oriente Medio antiguo.
Ese recuento significativo se presenta en diversos géneros literarios, para llegar de ese modo a los diferentes sectores del pueblo y también responder a las necesidades variadas de la sociedad. Los actos divinos de la liberación del pueblo de Israel se articulan en himnos, narraciones, cuentos, leyendas, proverbios, parábolas, leyes, oráculos… Y del estudio sobrio de esas piezas literarias se desprende un gran conocimiento de la vida del pueblo hebreo y judío, en sus diversos períodos históricos.
La gran mayoría de los lectores del A.T. lo hace por razones religiosas. La Biblia hebrea es documento sagrado en las sinagogas y las iglesias, y altamente respetada en las mezquitas. Esa particular motivación se revela inclusive en las formas de disponer el libro, que lo presentan e imprimen como una obra eminentemente religiosa: Escrito en dos columnas, encuadernado en negro y, en ocasiones, con bordes dorados. El presupuesto implícito, espiritual y religioso básico, detrás de este acercamiento, es que en esta singular obra literaria se encuentran enseñanzas que no se descubren en otro tipo de literatura.
El valor religioso de la Biblia hebrea, sin embargo, no agota las posibilidades ni los apetitos de los lectores contemporáneos. Hay quienes llegan a sus páginas para disfrutar una pieza literaria que está a la par con otras obras clásicas del mundo antiguo: Por ejemplo, las tragedias griegas, o las grandes contribuciones literarias de Shakespeare o Cervantes.
Inclusive, hay quienes se acercan a sus mensajes desafiados por sus importantes contribuciones a la civilización occidental. Ciertamente no son pocos los literatos contemporáneos que toman de la Biblia ideas, conceptos, mensajes, personajes, valores y enseñanzas, y las ponen en diálogo con la sociedad actual. Es común, por ejemplo, que la gente de diferentes estratos sociales y niveles académicos, en sus diálogos más íntimos, se refiera a las luchas desiguales como los nuevos encuentros de «David y Goliat», y que describan los gestos de misericordia hacia la gente en desgracia, como las acciones solidarias de los «buenos samaritanos» modernos.
Valores espirituales y teológicos de la Biblia hebrea
El fundamento básico del gran mensaje de la Biblia es el reconocimiento claro y certero de que en su origen mismo se encuentra una experiencia religiosa extraordinaria, significativa y transformadora. Esa gran afirmación teológica se pone en evidencia clara al leer en las páginas del A.T.: Dios se reveló al pueblo de Israel en medio de las vivencias humanas, como Dios Único, Creador de los cielos y la tierra, y Señor del universo y la historia. Y esas profundas convicciones teológicas subrayan la naturaleza profundamente espiritual de las Sagradas Escrituras.
Entre la Biblia hebrea y la cristiana la diferencia fundamental es el N.T., que proclama la vida y las acciones de Jesús de Nazaret, e incluye, además, el testimonio de fe de varios líderes de las primeras iglesias. El A.T. o la Biblia hebrea contiene la esperanza de la llegada del Mesías; y el Nuevo presenta la convicción que ese Mesías esperado ya vino, y se trata de Jesús, el hijo de María de Nazaret y de José de Belén, también conocido como el Cristo de Dios, que es la forma griega de indicar que aquel predicador galileo era el muy esperado ungido del Señor.
De importancia capital en la teología de la Biblia hebrea está el tema del pacto o la alianza de Dios con el pueblo de Israel. Esta relación, de acuerdo con el testimonio escritural, no se fundamenta en las virtudes del pueblo ni se basa en alguna acción positiva de Israel. Por el contrario, de forma libre y espontánea, el Dios que crea y libera, se compromete solemnemente a ser Señor y Redentor del pueblo, y reclama el cumplimiento de una serie de leyes y estipulaciones que revelan su verdadera naturaleza divina, relacionada específicamente con los conceptos de santidad y justicia.
Esa singular afirmación teológica de la alianza o pacto de Dios con el pueblo de Israel se repetía con insistencia y regularidad en los eventos cúlticos y en las fiestas solemnes nacionales. Además, los profetas bíblicos se encargaban de recordarle al pueblo ese importante compromiso divino-humano, cuando la comunidad se olvidaba de vivir a la altura de los reclamos éticos y morales de la fidelidad y lealtad que se debía a Dios.
La afirmación continua de esa relación particular de pacto o alianza entre Dios e Israel, en efecto, se encuentra de forma reiterada en los mensajes de los profetas, y en las enseñanzas de los sabios, en los poemas más hermosos y significativos de los salmos, y en las memorias históricas del pueblo. Los primeros se dedicaban a recordarle al pueblo la naturaleza de la alianza y las implicaciones morales y espirituales del compromiso; y los otros, se encargaban sistemáticamente de transmitir, de generación en generación, las virtudes del pacto, y se dedicaban también a actualizar las repercusiones e implicaciones de la alianza en toda la vida del pueblo. La memoria nacional de Israel, que aludía a sus orígenes y llamado, era fortalecida de forma continua en las instituciones nacionales.
Ese particular sentido de llamado y elección debe ser entendido con propiedad teológica, responsabilidad histórica y discernimiento moral. El propósito de esa singular relación divino-humana no revela actitudes de discrimen y rechazo hacia otras naciones y comunidades, tanto antiguas como modernas. El pueblo de Israel fue seleccionado y elegido para llevar el mensaje del Dios único y verdadero al resto de las naciones, por su condición de esclavo, por su estado precario de salud social y política, por su fragilidad nacional. De esta forma se convierte en canal de bendición para el resto de la humanidad. La elección es la respuesta divina a la opresión y el discrimen que vivía el pueblo en Egipto, no es un signo de discrimen étnico.
No es la finalidad teológica de estas narraciones, que se fundamentan en convicciones religiosas profundas y firmes, brindar al pueblo de Israel algún tipo de licencia divina para discriminar con alguna justificación religiosa, en respuesta a sus cautiverios previos y penurias antiguas. Por el contrario, el pueblo de Israel es llamado por Dios para ser agentes de liberación y esperanza para la comunidad internacional, pues ellos ya experimentaron, según el testimonio escritural, la acción liberadora de Dios.
No fue elegido Israel por alguna virtud étnica, de acuerdo con las narraciones bíblicas, sino porque estaban cautivos en Egipto, porque sufrían las penurias de la opresión, porque vivían la angustia de la persecución por parte de las autoridades políticas de Egipto. El fundamento primordial para la selección divina fue la fragilidad humana y nacional, no el descubrimiento de características especiales del pueblo. El Dios eterno y liberador res-pondió al clamor de un pueblo en necesidad, y esa respuesta al reclamo humano fue el contexto básico para la selección del pueblo de Israel.
Por estas razones teológicas, nunca debe utilizarse la experiencia de fe de individuos o comunidades para justificar la opresión y el cautiverio, o para manifestar actitudes de prepotencia política y arrogancia religiosa, espiritual, cultural o nacional hacia otros individuos, comunidades, sectores o grupos étnicos. El pacto o alianza de Dios con Israel es una manifestación concreta de la gracia divina, que desea llegar a toda la humanidad a través de una comunidad histórica definida.
Entre las ideas sobre Dios que se revelan en el A.T., se incluyen las siguientes, que no pretenden agotar el tema.
Dios es creador. Desde las líneas iniciales de la Biblia hasta sus ideas finales, ya sea en la Biblia hebrea o el N.T., se manifiesta una vertiente muy fuerte y definida que afirma que el mundo, de la forma que está organizado, no es el resultado de la casualidad histórica ni del azar cósmico, sino producto de la acción divina inteligente, organizada y programada. Y esa importante declaración teológica, se revela con claridad meridiana tanto en las antiguas narraciones épicas de la Biblia (Gn 2.7, 21-22), como en la poesía (Sal 139.7-8, 13, 15-16), y también en los mensajes proféticos (Is 40.12-31; 45.8-13).
En efecto, el Dios bíblico es el Señor que crea el cosmos, la naturaleza, la flora y la fauna, y como culminación de esos procesos de creatividad extraordinaria, crea a los seres humanos a su imagen y semejanza. Y de acuerdo con el testimonio del libro de Génesis, que también se manifiesta en el resto de la literatura bíblica, el proceso dinámico de creación, que es una forma de establecer orden y separar espacios definidos en el mundo, se lleva a efecto mediante la palabra divina: Dios ordena, y la naturaleza responde…
De singular importancia en la teología del canon bíblico, es que el mensaje escritural comienza en Génesis con la creación de «los cielos y la tierra» (Gn 1.1-3), y finaliza, en el libro de Apocalipsis, con la creación de «los cielos nuevos y la tierra nueva» (Ap 21—22). En efecto, el gran paréntesis teológico, que cubre toda la teología bíblica y las narraciones escriturales, es la creación divina.
Dios es santificador. Este tema es de fundamental importancia en la teo-logía bíblica, especialmente en las comunidades sacerdotales y los círculos cúlticos y litúrgicos (Lv 17—25). La santidad divina, que es un atributo insustituible del Dios de Israel, es un concepto que pone de manifiesto la creatividad e imaginación de los teólogos en las Escrituras. Para profetas como Isaías, el tema cobró importancia capital, pues destacaba las cualidades de Dios en contraposición a las divinidades extranjeras (Is 45.20-25), representadas por los imperios internacionales que amenazaban la estabilidad social y económica, independencia política y militar, y la salud mental y espiritual del pueblo.
Una afirmación teológica adicional merece especial atención en el análisis de este importante concepto bíblico. De acuerdo con las leyes sacerdotales, Dios mismo demanda y reclama la santidad del pueblo, para que se manifieste con claridad la continuidad ética divina-humana. Con la solemne declaración «sean santos, porque yo soy santo» (Lv 19.2), se pone claramente de manifiesto el corazón del concepto. En el contexto de las leyes que regulan los comportamientos humanos, y que también manifiestan las preocupaciones éticas y morales de la Torá, se destaca y subraya el imperativo categórico de vivir a la altura de las leyes y los preceptos de Dios. De acuerdo con las enseñanzas del Pentateuco, la santidad no es un tema secundario, bueno para la especulación filosófica; por el contrario, es un valor indispensable y necesario para el gobierno y la administración de los procesos decisionales de la vida.
Dios es liberador. Las lecturas bíblicas sistemáticas descubren sin mucha dificultad que la liberación es un tema de gran importancia histórica y teológica en las Sagradas Escrituras. Las diversas formas de liberación que se incluyen, tanto en el A.T. como en el N.T., son, en efecto, expresiones concretas del poder divino y de la misericordia del Señor. Y esas manifestaciones de la autoridad y las virtudes de Dios, le permiten a individuos y naciones romper con las dinámicas que le cautivan y le impiden desarrollar el potencial que tienen. Según la revelación en las Escrituras, el Dios bíblico es esencialmente libertador.
El libro de Éxodo es el relato básico, de acuerdo con los escritores y redactores del Pentateuco, de la gesta inicial y fundamental de liberación del pueblo de Israel del cautiverio ejercido sobre ellos por el faraón de Egipto. Esa característica divina rechaza, de forma categórica, abierta y firme, los cautiverios y las acciones que atentan contra la libertad humana. La salida de Egipto, aunque representó el evento fundamental para la constitución del pueblo de Israel, era también una enseñanza continua. Dios no creó a las personas ni a los pueblos para que vivieran cautivos, sojuzgados, perseguidos, derrotados, angustiados, disminuidos y destruidos: Los creó para que disfrutaran la libertad con que fueron creados.
Dios es justo. Y relacionado con el importante tema de la liberación, se pone en evidencia clara en las páginas de la Biblia la afirmación teológica de que Dios es justo. Esa declaración y comprensión teológica, es una forma efectiva de traducir las virtudes eternas y extraordinarias de Dios, en categorías humanas concretas, asimilables, entendibles, compartibles…
La justicia divina es un tema que no debe reducirse a los diálogos teológicos del pueblo y sus líderes, sino que demanda su aplicación concreta y efectiva en medio de las realidades cotidianas de la existencia humana, y entre las acciones y negociaciones nacionales e internacionales. La gran crítica de los profetas a los líderes del pueblo era que, aunque participaban de algunas experiencias cúlticas y religiosas significativas en el Templo, no ponían en práctica las implicaciones concretas de las enseñanzas religiosas.
Para los profetas de Israel, la implantación de la justicia era el criterio fundamental e indispensable para evaluar las acciones de las personas, particularmente las decisiones de los reyes.
El Mesías. Otro gran tema del A.T., que tiene fundamental importancia e interés en la lectura cristiana de la Biblia, es la teología del Mesías. Esta teología se manifiesta de forma gradual, continua, creciente y firme en la Biblia hebrea, pero cobra dimensión nueva en el período intertestamentario, y se fortalece en varias secciones proféticas y apocalípticas del A.T. Los profetas hablan con autoridad, expectativa y esperanza de la era mesiánica.
La esperanza mesiánica adquiere notoriedad y protagonismo en el N.T., pues los primeros cristianos identificaron la promesa del advenimiento del Mesías con la aparición de la figura histórica de Jesús de Nazaret. Las grandes esperanzas veterotestamentarias, de acuerdo con el mensaje de las iglesias primitivas y las enseñanzas de los primeros apóstoles, se hizo realidad en la vida y las acciones sanadoras, pedagógicas y homiléticas del famoso predicador galileo.
Dios es paz. Y en el contexto de estas enseñanzas teológicas, el A.T. presenta un mensaje capaz de llevar salud mental y espiritual a quienes lo leen, estudian y aplican. El importante concepto bíblico de shalom, que en castellano se ha vertido generalmente como «paz», tiene una acepción más amplia y profunda en el idioma hebreo. Ese shalom no se relaciona únicamente con la eliminación de las dificultades, ni tampoco con los deseos de superar los conflictos con sentido de inmediatez, sin tomar en consideración las implicaciones futuras de las decisiones.
La «paz» bíblica se relaciona inminentemente con las ideas de bienestar, salud, prosperidad, abundancia, gozo, felicidad. Es un valor que incluye los conceptos de sentirse completo, bendecido, feliz, dichoso, bienaventurado. La experiencia religiosa que incentiva y promueve ese tipo de paz, contribuye de forma sustancial y significativa a la salud emocional, social y espiritual de sus adeptos.
La paz en la Biblia es el resultado de la implantación concreta y específica de la justicia… No es un estado emocional que evade sus realidades ni respeta las adversidades de la vida. Por el contrario, es una actitud de seguridad y afirmación que le permite a la gente enfrentar los mayores desafíos de la existencia humana con sentido de seguridad, optimismo, realidad y esperanza.
Los nombres de la Biblia
Las formas de identificar y referirse a la Biblia hebrea son varias, y pueden distinguirse tanto por su origen como por su antigüedad. La expresión «Sagrada Escritura» es de origen bíblico, y se remonta a las formas que la versión de los LXX se refería a los libros sagrados (p.ej., 1Cr 15.15; 2Cr 30.5; Esd 6.18). Posteriormente, los escritores del N.T. adoptaron y adaptaron esa terminología en el desarrollo de su literatura. Y entre las formas que utilizaron, se encuentran las siguientes: «Escrituras» (Mt 21.42; 22.29; 26.54; Mr 12.10, 24, 42, 49; Lc 24.27, 32, 45 Jn 2.22; Rm 11.2; Gá 3.8); «Sagra-das Escrituras» (Rm 1.2; 2Ti 3.15); y «Escritura es inspirada por Dios» (2Ti 3.16).
La palabra «Biblia» proviene directamente del idioma griego biblía, que es el plural neutro del singular biblíon, que significa esencialmente «libro», pero en diminutivo. Del griego pasó al latín, biblia o bibliorum, donde se transformó en singular femenino, y se utilizó para designar un conjunto de libros sagrados, de procedencia tanto judía como cristiana. De esa forma se singularizó la expresión, y «Biblia» se refiere, en castellano, no solo al grupo de obras religiosas antiguas independientes, sino al conjunto de ellas, para afirmar de esa forma la unidad de la colección. El termino «libro», en el peculiar sentido de «biblia», que enfatiza la singularidad, se encuentra tanto en Daniel (Dn 9.2; DHH) como en el segundo libro de los Macabeos (2M 8.23). Fue el patriarca de Constantinopla, San Juan Crisóstomo, quien utilizó la palabra Biblia, como nombre propio, por primera vez para referirse a las Sagradas Escrituras.
Las referencias al A.T. y al N.T. tienen también un fundamento bíblico. La expresión «testamento» corresponde al término griego (diatheke), que la Septuaginta (LXX) utiliza para traducir el hebreo «alianza» o «pacto» (berit). De esta forma, la palabra se utilizó, primeramente, para significar el pacto de Dios con el pueblo de Israel, y posteriormente, para aludir a la nueva alianza de Cristo con su iglesia. Así, la antigua alianza y el nuevo pacto con el tiempo vinieron a identificar las Escrituras hebreas y las cristianas.
En la actualidad, sin embargo, algunos estudiosos de las Escrituras evitan la referencia al Antiguo y Nuevo, pues pudiera presuponer algún tipo de juicio valorativo, en el cual lo nuevo es mejor y sustituye lo antiguo. Aunque esa no fue la intensión de los escritores bíblicos, ni tampoco el propósito de las iglesias al utilizar esas designaciones, los creyentes contemporáneos deben ser sensibles a esa situación lingüística, que tiene serias implicaciones teológicas.
Para cambiar esa sensación, se ha propuesto utilizar las expresiones «Primer y Segundo Testamento». Esas designaciones, sin embargo, no están exentas de críticas, pues no revelan la gran tradición histórica que han vivido estos importantes documentos religiosos.
Otras designaciones antiguas de los libros bíblicos incluyen las siguientes: «instrumentum» (Tertuliano), que destaca el uso de las Escrituras como instrumento o documento de fe y autoridad; «Sagradas Letras» (San Agustín); y «testimonium divinum» (San Jerónimo).
Las formas de identificar los diversos libros del A.T. se relacionan con las dos tradiciones mayores que los transmitieron en la antigüedad. En la Biblia hebrea se conocen los libros según la primera palabra del escrito: Por ejemplo, Bereshit, «en el principio», constituye la primera expresión del libro. De acuerdo con la tradición griega de la LXX, sin embargo, los libros se identifican de acuerdo con el tema y contenido que destacan. De esa forma, el primer libro de la Biblia es el Génesis, porque contiene la información de los comienzos del mundo y la historia.
Desde la perspectiva judía, la Biblia hebrea se conoce como Tanak, que es un acrónimo que une las primeras letras de las palabras Torá (o los libros de Moisés, el Pentateuco), Neviim (o los libros proféticos, anteriores y posteriores), y los Ketubim (o Escritos, que incluye el resto del Antiguo Testamento; es decir, la literatura poética, cronista, sapiencial y apocalíptica).