En esta edición, al igual que en las anteriores, dedico esta obra, como un homenaje, a la sagrada memoria de mi padre, el Sr. Dr. Zacarías Esponda Moguel, quien con su ejemplo y profesionalismo me enseñó a querer devotamente a la profesión odontológica.

El Dr. Zacarías Esponda M. nació en Chiapas el año de 1875 y se graduó como Doctor en Cirugía Dental (DDS) en el año de 1899 en la Universidad de Pensilvania, Filadelfia Pa. EE.UU. Fue el primer profesor de Prótesis Estética que utilizó porcelana, en la Escuela Nacional de Odontología, UNAM, de 1926 a 1933.

INTRODUCCIÓN A LA Octava EDICIÓN

Esta es la octava edición, la cual también me hace recordar mis inicios como maestro de la clase de Anatomía Dental. Antes se usaban, a manera de texto, apuntes hechos en mimeógrafo, que resultaban ser poco eficientes.

Para facilitar las exposiciones en la clase, confeccioné dibujos de los dientes, en varias perspectivas, de casi un metro de tamaño, que se fijaban en la pared para su exhibición. Posteriormente, modelé dientes de diez diámetros lineales para ilustrar mejor las clases. Poco a poco corregí y aumenté los apuntes iniciales y, de esta manera, nació este libro.

Ahora, en esta nueva edición, presento un trabajo que ha superado en mucho los recursos que habían sido utilizados anteriormente… El presente texto muestra una mejora en las imágenes, pues estas fueron tomadas, digitalizadas o retocadas nuevamente para ilustrar de mejor manera esta obra.

Lo que sigue es una compilación de lo dicho como “Introducción” en las ediciones anteriores. Son aseveraciones que se hacen y tienen su explicación en el mismo estudio de la materia. La Anatomía Dental es una materia árida y tediosa, por lo que se sugiere estudiarla con un espécimen anatómico a la vista para comprenderla mejor. Es también una de las materias más importantes en la carrera de Odontología. Sus principios brindan conocimientos esenciales para otras especialidades con las cuales tiene estrecha conexión.

Si se conoce bien la forma de los dientes, su función, posición, tamaño y estructura, será tarea fácil hacer una reconstrucción de cualquiera de sus partes.

En la didáctica moderna, el método de enseñanza objetiva concede mayor efectividad a la comprensión y retención del tema o de la forma, sobre todo si, como en el presente caso, se trata de la anatomía, en la cual el estudio de una parte cualquiera de un órgano debe relacionarse conjuntamente con las demás que lo constituyen de los órganos vecinos.

La técnica audiovisual no es nueva, ya los antiguos mexicanos la usaban ampliamente. Al carecer de escritura fonética, los aztecas se valían de jeroglíficos y pinturas que coleccionaban en grandes biombos o rollos, que el profesor exhibía en el Calmecac ante los alumnos; así, éstos aprendían con los sentidos de la vista, el oído y el tacto. La tarea del profesor consistía en repetir la misma clase tantas veces como fuera necesaria, hasta convencerse de que el discípulo sabía tanto como él.

Para grabar y retener de manera definitiva en la mente la forma de una cosa o de un objeto es necesario palpar, dibujar y sobre todo modelar o tallar aquella forma con los propios dedos y con los instrumentos apropiados.

Al ir dando lentamente con la mano la forma requerida que la mente ordena y la inteligencia dirige, se va estereotipando en la corteza cerebral tanto el esfuerzo de los músculos al producir el movimiento necesario para ejecutar la acción, como la forma anatómica que se trata de reproducir. De esta manera se adquiere la destreza y se conserva el recuerdo de dicha forma. Mientras más profundo y repetido sea el aprendizaje, más arraigado quedará su recuerdo.

Se describe un método para el tallado de cada diente. Debe hacerse usando un material de dureza apropiada, como cera o jabón, que pueda trabajarse lo mismo en verano que en invierno, y que al manipularse no se deforme con el calor de las manos y permita obtener un acabado y pulido de óptima apariencia.

Las medidas que se sugieren para los tallados son las que señalan las dimensiones naturales de tamaño máximo, según la tabla ideada por Black. De este modo se consigue familiarizarse con el manejo de la cera y, asimismo, acostumbrarse a ver su tamaño natural.

El tallado o modelado debe hacerse con el texto a la vista, reparando la descripción de todas las superficies dentarias observadas desde diferentes perspectivas, y poniendo mucha atención en lo que se refiere a curvatura y dimensión.

Durante el curso de su vida profesional, el dentista tiene necesidad de hacer tallados y modelados en una gran parte de su tiempo, y si tiene que ser de esta manera, cuanto mejor si lo hace con eficiencia y con el placer que proporcionan la costumbre y el conocimiento.

Los temas llevan la intención de contribuir a que se adquiera una mejor y más completa idea del origen y formación de los contornos anatómicos de los dientes y de sus relaciones íntimas con la pulpa. Además, se insinúa el conocimiento de la histología, en relación con el órgano-diente. De este modo se estimula al estudiante para coordinar su cultura, a fin de que pueda ampliarla después en las otras asignaturas.

Sin duda, la especialización profesional debe ser considerada como una meta, como un objetivo de capacidad conceptiva de mayor claridad en sus conclusiones, además de las ya aceptadas antes como verdad.

Sólo de esa forma se ha logrado el dominio de la ciencia. Con la especialización se han alcanzado conocimientos que nos conducen a los infinitamente pequeños universos del átomo.

Para obtener tales anhelos de superación se necesita una base sólida, un principio sobre el cual se apoye nuestro conocimiento primario, y de allí partir para lograr posteriormente la especialización como corolario o premio de la perseverancia ejercida.

En Odontología, como en otras profesiones, existen ramas científicas que merecen ser estudiadas con especialidad, para lo cual es necesario que esos conocimientos primarios partan de base firme y consistente. Es el caso de la Anatomía Dental, base absoluta de todo conocimiento referente a dientes y dentaduras. Si el concepto de diente está basado en su morfología, estructura, posición y relaciones, se comprenderá mejor lo referente a su función normal en primer lugar y, en segundo, anomalías, padecimientos estructurales y posición, así como todo lo referente a su patología.

La ideología de considerar como conocimiento primordial a la unidad anatómica DIENTE debe partir de este principio: estudiar el funcionamiento y rehabilitación de todos los elementos que componen el aparato estomatognático, pero sin olvidar que el tratamiento clínico operatorio se realiza parte por parte; se trata diente por diente, hasta conseguir la rehabilitación de la función, motivo suficiente que obliga al conocimiento de la morfología individual de cada diente.

Y para terminar diremos que: El mejor método de enseñanza es aquel que hace perdurar el conocimiento por el tiempo necesario para aplicarlo posteriormente cuando sea requerido.

El autor

Capítulo I
CONCEPTOS FUNDAMENTALES

Anatomía es la rama de la biología que estudia estructural y morfológicamente las partes constitutivas de órganos o seres vivos, en sus diversos estados de evolución y desde el punto de vista descriptivo y estático.

Existen disciplinas diversas según el aspecto que quiera considerarse. La principal es la anatomía descriptiva, que explica extensamente forma, relación y apariencia de cada elemento biológico. Así, la osteología trata de huesos, la miología de músculos, la neurología de nervios, la artrología de articulaciones, la desmología de ligamentos. En esta misma forma y en capítulos separados se estudia específicamente aparatos o sistemas; por ejemplo: anatomía topográfica o regional, anatomía quirúrgica, microscópica (histología), clásica, estética y muchas otras. La anatomía especial se refiere a la de algún órgano determinado, como anatomía de lengua, anatomía de estómago. En esta forma puede ser catalogada de anatomía dental.

En el caso de esta última se hace el estudio de los dientes del hombre, analizando su forma exterior, posición, dimensión, estructura, desarrollo y, por último, el movimiento de erupción. Estos pormenores se tratan en el presente libro muy prolijamente, considerando a cada diente como unidad anatómica.

Los dientes son órganos duros, de color blanco marfil, de especial constitución tisular, que colocados en orden constante en unidades pares, derechos e izquierdos, de igual forma y tamaño forman el aparato dentario, en cooperación con otros órganos, dentro de la cavidad bucal (Fig. 1).

Fig. 1. Aparato dentario. Colocación estética de los dientes anteriores. Nótese el aspecto saludable de la encía.

El vocablo diente es nombre genérico que designa la unidad anatómica de la dentadura, sea cual fuere la posición que guarda en las arcadas. Para identificar cada unidad en particular, se agrega un adjetivo que especifica su función correspondiente. Así se tiene: diente incisivo, diente canino, diente premolar y diente molar.

Como el uso ha abreviado esta forma suprimiendo el sustantivo, el adjetivo se ha sustantivado y, según las reglas gramaticales, toda palabra que se sustantiva conserva el género del nombre omitido; por consiguiente, se dice con propiedad: el incisivo, el canino, el premolar y el molar. Lamentablemente el uso incorrecto del género femenino en los dos últimos casos está muy generalizado; se hace esta explicación a fin de que el error sea corregido.*

La forma de cada uno de los dientes está condicionada directamente por la función que desempeña, así como a la posición que tenga en la arcada. Los dientes anteriores sirven para incidir, semejan un instrumento con filo que, al actuar divide el bocado para que en el proceso de masticación sea triturado por los dientes posteriores o molares, cuya estructura anatómica y colocación en el arco son apropiadas para lograrlo.

La arquitectura del diente se estudiará, en particular en cada una de las partes del mismo. Se verá por separado y extensamente lo que es corona, cuello y raíz (Fig. 2).

Fig. 2. Espécimen que enseña la longitud de las raíces. Nótese la relación del ápice de los premolares inferiores con el agujero mentoniano.

Para conocer la constitución intrínseca del diente es necesario hacer un estudio, aunque sea somero, de los distintos tejidos que lo forman. Para ello debe tomarse el caso del diente tipo, esto es, el que reúna en promedio todas las cualidades y características de forma, tamaño, posición y función. Se hablará del diente de forma perfecta, para que partiendo de este punto, se puedan conocer las diferentes fisonomías, malformaciones genéticas o deformaciones que por rotura, caries o desgaste tiene o llegue a tener.

La forma de los dientes depende absolutamente de la función para la que están destinados. No es obra de ningún capricho; no existe nada superfluo en su conjunto, todo es útil y funcional; sus relaciones entre sí son precisas, y también lo son con el proceso alveolar y los órganos que los rodean, así como el cráneo y todos los demás huesos del esqueleto (Fig. 3).

Fig. 3. Correcta posición y proporción de los dientes en una arcada. Obsérvese la relación del agujero mentoniano.

Las diferencias en tamaño en los distintos individuos son consecuencia natural de su patrón genético, de la raza y talla de la persona.

Para comprender el motivo de ciertas formas o fisonomías raras que guardan algunos dientes, debe considerarse además de la herencia o la posición que tenga en el arco, el temperamento, educación o costumbres y vicios de la persona, así como la edad y dieta alimenticia. Cuando un diente se encuentra en maloclusión se desgasta incorrectamente y cambia su forma o la constante de ella.

Es natural que una persona de edad avanzada tenga gastadas las coronas por razón directa del mayor uso (Fig. 4).

En la dentadura infantil se conserva el siguiente proceso: a los dos años de edad, un niño la tiene completa y la luce sin desgaste; los bordes en los anteriores son afilados, y se advierte al tacto en una palpación la agudeza de las cúspides en los molares. A la edad de seis u ocho años, estos mismos dientes han perdido lo agudo de los mamelones, y tan sólo existen facetas planas producidas por la fricción.

Fig. 4. Dos aspectos de una arcada superior, esqueleto de persona de edad avanzada con fuerte abrasión. Nótese el agujero que está en el diente lateral superior derecho, causado por el mismo desgaste. No existió caries, pero sí penetración pulpar.

Hay casos de individuos adultos con bricomanías o costumbres viciosas que obligan a usar más de una porción del arco dentario, por lo cual sus dientes se destruyen anormalmente.

Algunos alimentos necesitan mayor esfuerzo o tensión muscular para ser triturados. Es diferente la presión que se requiere para masticar carne seca que carne fresca. Aun en la actualidad hay tribus o conglomerados humanos que conservan costumbres especiales en la forma de tomar sus alimentos, como el de comer carne fresca exclusivamente, o el de hacerlo por ritos especiales en forma de cecina, o bien de no comerla, por tratarse de algún animal determinado.

Las tortillas hechas con masa de maíz nixtamalizado, que contiene arenillas abrasivas, originadas por la piedra del molino o metate con que se muele el nixtamal, desgastan los dientes de las personas cuya dieta está a base de esta gramínea, como en el caso de los campesinos mexicanos.

La diferente forma o fisonomía que tienen las coronas de los dientes –triangular, cuadrada, trapezoidal, pentagonal, ovoide– cuyo representativo son los dos incisivos centrales superiores, no afecta en nada a las características de su anatomía. Por ejemplo, en la identificación de dos dientes que tienen el mismo volumen y muy semejantes dimensiones, uno es incisivo central y otro incisivo lateral, los dos superiores del mismo lado, y de apariencia semejante muy grande entre ambos, pero el hecho de que sus contornos anatómicos estén distribuidos en distintos puntos, hace fácil su reconocimiento e identificación (Fig. 5).

Fig. 5. Dientes incisivos, lateral y central, superiores derechos, que presentan el mismo diámetro mesiodistal. Se le reconoce por los diferentes contornos que tienen en su anatomía. Son de distinta persona.

Para captar mejor la forma y arquitectura física, se tendrá en cuenta que estas se hacen en relación directa con su función. Los dientes anteriores cortan, los posteriores trituran.

Se ha querido relacionar la forma de los dientes, sobre todo la de los incisivos centrales superiores con la del rostro. También se ha querido encontrar semejanza con la forma del proceso alveolar y se ha relacionado con el carácter o idiosincracia de la persona.*

La armonía que existe al coincidir todas las eminencias con los surcos y depresiones al verificarse la oclusión, esto es, el contacto de las arcadas al cerrar, es tan precisa que al faltar un solo diente o parte de su corona, ya sea por rotura, desgaste o cualquiera afección, esta armonía se rompe y es absolutamente indispensable la reposición o reconstrucción material del diente, si se desea restablecer totalmente la función masticatoria (Fig. 6).

Es necesario conocer la forma, función y relaciones mediata o inmediatas de todos y cada uno de los dientes para saber hacer una rehabilitación correcta, o sea la que requiere cada caso en su estado físico, funcional y estético: he aquí la importancia del conocimiento amplio de esta materia.

Fig. 6. a) Dibujo que presenta la armonía que existe en una oclusión b) Vista oclusal de la misma. c) Dentadura de adulto.

Al hablar de rehabilitación funcional, conseguida por medio de prótesis, puede afirmarse que es la odontología la rama de la medicina que está en posibilidad de restablecer en mayor grado la forma y función de estos órganos, desde su apariencia estética, con relaciones indudables con la psiquis y la personalidad, hasta la restitutio ad integrum, y esta afirmación por desgracia, no se puede hacer plenamente en ninguna otra especialidad médica.

DENTICIONES

Dentición es el cúmulo de circunstancias que concurren para la formación, crecimiento y desarrollo de los dientes, en sus distintas etapas hasta su erupción, a fin de formar la dentadura.

Existen dos denticiones en el hombre. La primera conforma la dentadura infantil, y consta de veinte pequeños dientes cuya forma y tamaño satisfacen las necesidades fisiológicas requeridas; a éstos se le llama dientes fundamentales o dientes infantiles. La segunda dentición es la que forma los dientes de adulto, los que sustituyen a los dientes infantiles, en tiempo apropiado para cubrir necesidades mayores (Figs. 6 y 7).

Primera dentición
DENTADURA INFANTIL

El grupo de dientes que aparece en primer término durante el proceso de evolución del organismo humano, ha sido denominado de diferentes maneras, lo cual conduce frecuentemente a interpretaciones erróneas que redundan en perjuicio de la conservación saludable de estos órganos (Fig. 7). El uso de estas nomenclaturas inadecuadas provoca confusiones lamentables.

Lista de algunos nombres dados a la primera dentición que deben ser eliminados a pesar de su arraigo general.

Dientes de leche, antiguamente se les llamó de esta manera debido al color lechoso, y además porque salen en la época de la lactancia.

Dientes mamones, porque en ocasiones provocan en el niño ciertos pruritos que lo obligan a chupara, mamar o morder cuanto encuentra a mano.

Dientes caducos, porque al cumplir el tiempo normal de su función, se mudan por los permanentes.

Fig. 7. Frente y perfil del aparato dentario de un niño de 4 años de edad.

Dientes deciduos (del latín decidere, caer) muy frecuentemente llamados de esta manera en el idioma inglés.

Dientes temporales: este nombre es el más inconveniente de todos los de esta inocente dentadura infantil porque da idea de provisionalidad, de poca importancia o de que no deben tomarse en cuenta. Algunas veces se ha llegado a designarla dentición provisional, tan inadecuada como la anterior.

Lo impropio de estas denominaciones es que su interpretación hace suponer entre el público, que tiene en realidad menor tiempo de actuación y esta primera dentadura carece de importancia por el hecho de que serán reemplazados por dientes de la segunda dentición, o sean los dientes de adulto.

Es lógico pensar que si se les nombra temporales, es porque tienen muy corta vida de trabajo y pronto serán repuestos en su función; de todos modos el nombre que se ha enseñado, vulgarizado y por negligencia permitido al público usar, para designar a la dentadura infantil, da lugar a que a menudo se encuentran niños con dientes afectados por caries, que convierten su boca en un verdadero foco de infección, capaz de poner en peligro hasta la vida.

Si a la ignorancia, negligencia y falta de higiene, se suma la desorientación que causa el nombre inadecuado, se tiene como consecuencia un resultado negativo y agresivo a la salud.

La dentadura infantil o algunas unidades de ella, alcanzan hasta diez años de vida en funciones, y este es un lapso que cubre por completo la edad infantil, por lo que no es correcto nominar a estos pequeños órganos dentarios que han servido toda esta época, como temporales.

Los anteriores conceptos son algunos de los muchos motivos que pueden aducirse para eliminar esta viciosa nomenclatura.

Se han citado los nombres más usuales de estos dientes, con objeto de no ignorarlos, ya que la literatura odontológica los emplea sin ningún reparo, aunque ya se está iniciando una reconsideración es este sentido, al recurrir a los principios de la semántica.

Dientes infantiles o fundamentales es la nominación correcta de las unidades de esta pequeña dentadura formada en la primera dentición. En el presente libro se les nombra de esta manera.

Además de la condición de aparecer en primer término y constituir el aparato masticatorio del niño, son comunes a los dientes de la primera dentición otras características, tales como tamaño, color y forma. Estos pequeños dientes coinciden armónicamente con el tamaño de la boca, con los huesos y con todo el conjunto anatómico durante el período, de vida en que cumplen su función. Su color blanco lechoso ligeramente azulado los define a todos, así como su forma estrangulada en la región del cuello, y algunas otras características especiales, que se estudiarán con todo detalle en la segunda parte de este libro.

Segunda dentición
DENTADURA DE ADULTO

Treinta y dos dientes forman la dentadura del adulto, y como a la dentadura infantil, se estudia en dos arcadas: una que corresponde a los maxilares y la otra a la mandíbula.

Los nombres que se conocen para designar a la dentadura de adulto también son múltiples, y aunque no se prestan a malas interpretaciones que provoquen consecuencias a su integridad, como en el caso de la dentadura infantil, puede decirse que son poco precisos, y se refieren a la nomenclatura impropia que se trata de impugnar (Figs. 1, 2, 6, 9 y 10).

Lista de algunos nombres con que se ha designado a la dentadura de adulto o dientes de la segunda dentición:

Sucedáneos, porque constituyen a la primera dentición, aunque no en todos los casos, los molares no reponen ningún diente.

Permanentes, porque deben permanecer el resto de la vida en servicio, lo que no siempre se cumple. Hay casos en que los primeros molares se pierden antes de un año de haber hecho erupción.*

Dientes de reemplazo, porque, como su nombre lo dice, hacen lo propio con los llamados deciduos.

Secundarios; este nombre, un tanto despectivo, les quita importancia.

Definitivos, porque se supone deben durar toda la vida.

Ninguno de estos nombres es totalmente adecuado. En cambio, el nombre de dientes de segunda dentición o dentadura de adulto, los identifica mejor, por lo que de este modo se les llamaría en adelante.

Los dientes de la segunda dentición son de volumen mayor que los de la primera, y sus diámetros son más grandes en todos sentidos.

Son de color marfil, blanco-amarillento, la superficie del esmalte es menos lisa y brillante que los dientes infantiles. Sus contornos dan idea de mayor poder y resistencia al impacto de la masticación. Podría decirse que les corresponde talla de adultos.

CARACTERISTICAS GENERALES

Al iniciar el estudio de las características constantes a todos los dientes, se les coloca en dos grupos, tomando en cuenta la posición que guardan en las arcadas. Estos son: dientes anteriores y dientes posteriores.

El cuadro siguiente indica estos grupos y subgrupos así como algunas otras particularidades.

GRUPOS DE DIENTES

Los dientes son unidades pares, de igual forma y tamaño que, colocados en idéntica posición a ambos lados de la línea media, derecho e izquierdo, adaptan su morfología a estas circunstancias y forman dos grupos, según su situación correspondiente a la arcada y estos son: dientes anteriores y dientes posteriores.

Dientes anteriores. Se consideran dos grupos: Incisivos y Caninos.

Incisivos: tienen forma adecuada para cortar o incidir, esto los semeja entre sí. Juegan un importante papel en la fonética y en la estética, lo cual alcanza la cifra de 90%.

Caninos: son dientes fuertes y poderosos que pueden servir para romper y desgarrar, aunque su función estética y fonética es también muy importante, tiene en este sentido un 80%.

Dientes posteriores. Se subdividen a su vez en premolares y molares. Esto sucede únicamente en la segunda dentición, en la primera no hay premolares (Fig. 8 c y d). La principal función de estos dientes es triturar los alimentos; tiene la corona de forma cuboide, su volumen y diámetro son mayores, más gruesos en sus contornos y, además, poseen eminencias en forma de tubérculos y cúspides en la cara masticatoria, que se intercalan con los antagonistas de la arcada opuesta al efectuarse la oclusión o cierre de las arcadas.

Fig. 8. Silueta de los dientes de la dentadura de adulto, que identifican los subgrupos con que se designan los dientes, según su posición en el arco. a) Ocho incisivos o dientes anteriores, cuatro superiores y cuatro inferiores. b) Cuatro caninos, dos superiores y dos inferiores. c) Ocho premolares, cuatro superiores y cuatro inferiores. d) Doce molares, seis superiores y seis inferiores. Todos estos dientes están colocados a la derecha y a la izquierda de la línea media.

Clasificación y registro. Nomenclatura de los dientes.
Diagramas dentarios

Clasificación. El grupo incisivos está formado por ocho dientes, en total, cuatro superiores y cuatro inferiores, dos en cada cuadrante o media arcada, un central y un lateral. Igual sucede en el lado derecho que en el lado izquierdo, en la arcada superior como en la inferior, en la dentadura infantil como en la de adulto (Fig. 8 a).

Caninos, grupo formado por un diente en cada cuadrante. Uno superior y otro inferior, uno del lado derecho y otro del izquierdo: en total, cuatro dientes, tanto en la dentadura infantil como en la de adulto (Fig. 8 b).

Premolares, grupo formado por ocho dientes en total, dos en cada cuadrante que son: el primer premolar y el segundo premolar, en el lado derecho como en el izquierdo, en la arcada superior como en la inferior. Estos dientes sólo existen en la dentadura de adulto. (Fig. 8 c).

Molares. Grupo formado en la dentadura infantil por ocho pequeños dientes que corresponden dos para cada cuadrante y se llaman primer molar y segundo molar (Fig. 9 d y e).

En la dentadura de adulto, el grupo de molares está formado por doce dientes; corresponden tres a cada cuadrante, tanto del lado derecho como del izquierdo, en la arcada superior como en la inferior, y se llaman primer molar, segundo molar y tercer molar (Fig. 8 d).

Derecho

Izquierdo

Fig. 9. Esquema que representa la dentadura infantil. Se pueden usar letras, números con primas o números romanos.

Derecho

Izquierdo

Fig. 10. Dentadura de adulto. Esquema que ilustra los diagramas, el de “cuadrantes” y el “numérico”.

Nomenclatura. Los dientes de la primera dentición se nombran de la manera siguiente (Fig. 9):

El primer diente después de la línea media: incisivo central

El segundo diente después de la línea media: incisivo lateral

El tercer diente después de la línea media: canino

El cuarto diente después de la línea media: primer molar

El quinto diente después de la línea media: segundo molar

Nomenclatura de los dientes de la segunda dentición (Fig. 10):

El primer diente después de la línea media: incisivo central

El segundo diente después de la línea media: incisivo lateral

El tercer diente después de la línea media: canino

El cuarto diente después de la línea media: primer premolar

El quinto diente después de la línea media: segundo premolar

El sexto diente después de la línea media: primer molar

El séptimo diente después de la línea media: segundo molar

El octavo diente después de la línea media: tercer molar

Para referirse a un diente determinado, no es suficiente mencionar su nombre genérico; por ejemplo, cuando se dice incisivo no se determina si éste es superior o inferior, si se trata del central o del lateral y tampoco se sabe a cuál dentición pertenece; puede ser un diente infantil o un diente de adulto. En este caso debe especificarse: incisivo central superior de la dentadura de adulto o de segunda dentición, o bien puede ser un lateral inferior de la dentadura infantil.

Otro ejemplo: si se pretende localizar el diente de adulo que está en quinto lugar desde la línea media. Se trata desde luego de un premolar, ya que en la dentadura infantil no hay premolares. Entonces debe designarse con el nombre de segundo premolar. En seguida se debe nombrar la arcada, superior o inferior, y después del lado, derecho o izquierdo. El nombre completo quedará de esta manera: segundo premolar superior derecho (Fig. 10, marcado con una cruz).

Diagramas dentarios o dentogramas. Es obvio decir que resulta demasiado largo escribir el nombre completo de cada uno de los dientes. Por tanto, para hacer referencia a ellos en las relaciones o historias clínicas, se han ideado algunas formas o diagramas para hacer su registro por medio de signos, que sustituyen sus nombres con toda precisión y, a la vez, se ahorra espacio y tiempo. Desgraciadamente, estas formas son muy variadas y algunas más complicadas de lo que se deseara; por lo mismo sólo se citarán las más usadas hasta la fecha.

El diagrama de Zsigmondi (1861), conocido también como diagrama de cuadrante, tiene varias modalidades: 1. Usa números arábigos. 2. Usa números romanos. 3. Usa letras mayúsculas del alfabeto, y es el más común por sencillo y accesible; no obstante, se citará un nuevo diagrama sancionado por la F.D.I. en 1970.

Los números arábigos sirven para designar la dentadura adulta y los romanos y las letras para designar la infantil. De la siguiente manera:

8 7 6 5 4 3 2 1

|

1 2 3 4 5 6 7 8

V IV III II I

|

I II III IV V

8 7 6 5 4 3 2 1

|

1 2 3 4 5 6 7 8

V IV III II I

|

I II III IV V

Dientes adultos

Dientes infantiles

Este diagrama es el más empleado. Las dos rayas que se entrecruzan representan la posición de las arcadas: la línea horizontal corresponde a la división entre la arcada superior y la inferior, y la perpendicular a la línea media que demarca el lado derecho del izquierdo, efectuándose la observación desde la proyección vestibular. Los números designan a cada diente según su posición.

Para señalar un diente, se marca la perpendicular y la horizontal, que indica el ángulo cuya orientación determina el lado que se requiere, como se puede ver en las figuras 9 y 10, o como enseña el siguiente cuadro:

Así se marca el lado superior derecho:

Así se marca el lado inferior izquierdo:

Así se marca el lado superior izquierdo:

Así se marca el lado inferior derecho:

Otra modalidad es la de que los dientes infantiles pueden ser señalados con letras: A, B, C, D, E.

Una forma de representar los dientes es por medio del diagrama numérico o sistema universal, en el cual se toma el tercer molar superior del lado derecho como punto de partida, asignándole el número 1; se continúa con el segundo molar del mismo lado con el número 2; al primer molar superior derecho el número 3, y así sucesivamente, hasta llegar al último diente del lado izquierdo, que es el tercer molar, al que le corresponde el número 16. De esta manera queda nombrada toda la arcada superior. Después se continúa con la arcada inferior, dándose principio por el lado izquierdo con el número 17 para el tercer molar inferior izquierdo, y siguiendo en número progresivo hasta el número 32, que corresponde al tercer molar inferior derecho, como se ve en la siguiente gráfica y en la figura 10.

1

2

3

4

5

6

7

8

|

9

10

11

12

13

14

15

16

32

31

30

29

28

27

26

25

|

24

23

22

21

20

19

18

17

Para designar los dientes de la primera dentición se usarán números arábigos con primas o números romanos del I al X en la arcada superior, y del XI al XX en la arcada inferior, como se ve en la siguiente gráfica y en la figura 9.

1’

2’

3’

4’

5’

6’

7’

8’

9’

10’

20’

19’

18’

17’

16’

15’

14’

13’

12’

11’

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

IX

X

XX

XIX

XVIII

XVII

XVI

XV

XIV

XIII

XII

XI

Antes de que se idearan estos diagramas, se usaron las iniciales del nombre de los dientes, para abreviarlos. Por ejemplo: I.C.S.Iz., lo que indica que se trata del incisivo central superior izquierdo. Estas abreviaturas tienen una expresión poco clara, por lo que para evitar confusiones se prefieren las formas mencionadas anteriormente.

No obstante en la actualización de conceptos se puede citar al doctor Walter Drum. Revista Alemana Quintessence Dic. 1970.

Expone y propone varias modalidades que fueron aceptadas por la F.D.I., según dice.

Aunque se trata de un arreglo a otros sistemas de odontogramas es en realidad sencillo y accesible, desde cualquier punto de vista y se dan cinco razones que alude en apoyo de esta idea.

1. Es más fácil entender su lectura

2 ” ” ” dictar a tercera persona

3 ” ” ” transmitir por teléfono

4 ” ” ” como dato para computadora

5 ” ” ” guardar el dato en la historia clínica.

La novedad consiste en anteponer el número para designar el cuadrante correspondiente, como se ve en la gráfica siguiente:

18

17

16

15

14

13

12

11

|

21

22

23

24

25

26

27

28

48

47

46

45

44

43

42

41

|

31

32

33

34

35

36

37

38

De tal manera que los cuadrantes se marcarán gráficamente así:

el número 1 para el superior derecho, el 2 para el superior izquierdo, el número 3 para el inferior izquierdo, y el 4 para el inferior derecho. En esta forma el central inferior derecho se designa con 41, y el lateral superior izquierdo con 22.

Para los dientes infantiles se sigue en la misma forma, el número 5 en el cuadrante superior derecho, el número 6 es para el superior izquierdo el 7 para el inferior izquierdo, y el 8 para el inferior derecho. En la forma siguiente:

5 | 6

8 | 7

Otra modalidad puede ser el uso del signo más (+) para designar a los dientes superiores y el signo menos (-) para los inferiores y se coloca el signo hacia mesial, como se ve enseguida:

3+

2+

1+

|

+1

+2

+3

1-

2-

3-

|

-1

-2

-3

Para los dientes infantiles se usa el cero (0), antepuesto o pospuesto al número y debe señalar el lado distal, como se ve enseguida:

03+

02+

01+

|

+10

+20

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03-

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MEDIDAS Y RELACIONES

Por medio de la diametrología odontológica, se puede reconstruir un diente con el conocimiento de una sola de sus medidas, debido a que todas ellas son proporcionales y constantes. Conociendo una dimensión se deducen las otras con bastante aproximación, y partiendo de estas medidas se obtiene la del tamaño correcto del diente en cuestión. También se puede conocer el tamaño del arco completo, cuyas relaciones con cada uno de los dientes es muy aproximado. Siguiendo esta escala deductiva, puede llegar a conocerse el tamaño del hueso maxilar y el de la mandíbula y por lo tanto, el de los otros huesos de la cara, del cráneo y aun la talla y sexo del individuo.

La relación entre los diámetros mesiodistales o anchura de los dientes anteriores y la distancia intercigomática puede ser útil en investigaciones antropológicas. Además, se utilizan muy apropiadamente en la reconstrucción estética y en tratamientos protésicos y ortodónticos.

Enseguida: cuatro comparativo entre los diámetros mesiodistales de las coronas de los dientes anteriores, con los huesos de la cara, expresados en forma de ecuaciones, según la tabla de Sears, modificada.

Ancho de dientes anterosuperiores.

42 m. m.

Ancho de dientes anteroinferiores

32 m. m.

Suma de los diámetros mesiodistales de

los seis dientes anterosuperiores, igual a la

tercera parte de la distancia inter cigomática

Distancia intercigomática

3

Diámetro mesiodistal del incisivo central

superior es la catorceava parte

Distancia intercigomática

14 o 15

Diámetro mesiodistal del incisivo lateral

superior

Distancia intercigomática

20

Diámetro mesiodistal del canino superior

Distancia intercigomática

16 o 17

Arcada inferior

Suma de los diámetros de los seis dientes

anteroinferiores

Distancia intercigomática

4

Diámetro mesiodistal del incisivo central

inferior

Distancia intercigomática

22

Diámetro mesiodistal del incisivo lateral

inferior

Distancia intercigomática

19 o 20

Diámetro mesiodistal del canino inferior

Distancia intercigomática

17 o 18

Estas medidas son bastante aproximadas. Las excepciones se encontraron en gran número, pero menos del 55%. En individuos gordos, se dedujo el grueso del tejido adiposo por medio de un cálculo convencional. En individuos de pocas carnes, el espesor del tejido blando sobre el hueso es más delgado. En varios cráneos que conservaban los dientes, se hizo la medición con cuyos resultados se han hecho las modificaciones ya expresadas en la tabla de Sears (Fig. 6).

Si se calcula que la distancia intercigomática es de 135 mm, y se divide esta cifra entre 15 da un resultado de 9 mm, que será el promedio del diámetro mesiodistal de la corona del incisivo central superior. Esta misma dimensión dará 6.7 mm de diámetro del lateral superior, que es el correcto, y para el canino superior dará un diámetro de 7.9 mm, cuya proporción es correcta.

Es difícil probar que éste sea un medio infalible para lograr una exacta proporción en la medición de los diámetros mesiodistales, pero puede tomarse como base desde la cual se parta para obtener una dimensión aproximada y, por lo tanto, semejante al patrón aceptado como estético.

Conociendo tan sólo el tamaño, forma y desgaste de los dientes, se puede llegar a saber deductivamente edad, raza, sexo y hasta dieta de un espécimen.

Las dimensiones del esqueleto de la mujer son menores que las del hombre, por lo que los dientes deben ser también proporcionalmente menores.

La forma de los dientes del indio americano es de rasgos fisonómicos poderosos y fuertes; su dieta a base de gramíneas provoca ciertos desgastes muy característicos. Estos detalles dan pie para investigaciones estadísticas de ­mucho interés (Fig. 11).

En odontología legal podría ser tan importante la ficha de identificación dentaria –en el caso de que la hubiera– como la dactilográfica, o más que ésta. Se lograría reconocer a un sujeto mucho tiempo después del deceso, incluso posteriormente al periodo de putrefacción, cuando se ha perdido la constitución tisular de la dermis, y no existen las huellas digitales.

Lo mismo puede suceder cuando ocurre una incineración incompleta, en lo que sólo quedan restos óseos. En estos casos, se puede llegar a una verdadera identificación con una ficha que hubiese registrado la forma y posición de los dientes, por medio de modelos e impresiones de las arcadas y con radiografías.

Fig. 11. Cara mesial y lingual de un incisivo central superior izquierdo. (De un entierro de Tlatelolco. Museo de Antropología). Nótese la profunda fosa central y lo poderoso de las crestas marginales. Este tipo de dientes es común en la raza indígena.

Dos dentaduras con estética colocación. A la izquierda, de mujer, cuyos laterales son más angostos que los de la derecha, que son de hombre.

Dos aspectos con los que se observa fuerte abrasión en todos los dientes. Nótese a la derecha el desgaste de la superficie de trabajo.

Fluorosis en ambas dentaduras. A la derecha se observa, además de la coloración, una fuerte deformación anatómica.

* Con más frecuencia de la deseada, se escucha en conferencias o clases, de las distintas especialidades odontológicas, expresiones inapropiadas, con relación a la nomenclatura de los dientes. De esta manera se oye decir “la molar” o “la premolar”, en vez de el molar o el premolar. Como se juzga que son expresiones inadecuadas y vulgares, se hace un llamado al buen tino, para corregir estos improperios y pugnar por elevar el lenguaje empleado en temas académicos.

Molar o premolar es un adjetivo, que califica al sustantivo diente, del género masculino. Cuando molar es sustantiva, no tiene ninguna razón de por qué cambiar su género y resultar femenino el diente.

Lo mismo puede argüirse cuando se le llama pieza a un diente. La forma inadecuada del modismo se refiere a que en alguna ocasión alguien se refirió a la pieza anatómica dental, cosa que bien puede aceptarse, además de que es elegante expresión retórica, pero al apocopar la frase se quedó en pieza es la música que estamos escuchando. Pieza es el pan o bizcocho que vende la panadería. Hay muchas piezas que no son dientes. Por lo tanto el que esto escribe insiste en que debe designarse con el nombre apropiado de dientes, a todos los órganos dentarios ya sean anteriores o posteriores.

* En diferentes ocasiones se ha mencionado la coincidencia de que los individuos de aspecto físico anguloso y cara delgada tienen dientes angostos. Así también los de cara ancha tienen los dientes anchos y de contornos semejantes en su fisonomía.

También se ha querido encontrar parecido al contorno de la cara labial de los incisivos centrales superiores, con la forma de los procesos alveolares. Por último, se ha relacionado el carácter o temperamento de las personas con la forma de los dientes anteriores. Así, por ejemplo, los tipos nerviosos o biliosos cuya fisonomía facial es triangular, los dientes deben serlo, etcétera. El gran número de excepciones de esta regla ha hecho difícil que sea tomada en cuenta como teoría fundada.

* A menudo, en la dentadura de niños de 7 años, los primeros molares de adulto que brotaron recientemente se encuentran destruidos por caries complicadas, imposibilitando por tal motivo su conservación. Esto sucede con anuencia de los padres que sólo esperan que “el niño mude las muelas para llevarlo al dentista”. La explicación del hecho es que, por ignorancia, se ha confundido a la dentadura infantil con la de adulto, a los dientes “temporales” con los “permanentes”. Esta desorientación puede atribuirse a la impropia interpretación de la nomenclatura que motiva la pérdida de dientes que no llegaron a ser “permanentes”. Ya Horace Wells se quejaba, en 1838, de la gran ignorancia del público en relación a lo que es educación dental.

Capítulo II
CORONA, CUELLO
Y RAÍZ