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Tal como cada cual posee miembros flexibles,

así mora también la mente en los hombres,

pues lo mismo es el espíritu y la naturaleza de los miembros humanos,

en todos y cada uno,

porque en cada cual lo que predomina es el pensamiento.

Parménides de Elea

Introducción ↑

La flexibilidad es una capacidad de los niños(as) que genera importantes controversias. Ello se deriva de lo contradictorio que resulta promocionar su desarrollo en edades en las que, de hecho, se manifiesta intensamente y con medidas de entrenamiento que, para algunos, pueden afectar negativamente el desarrollo.

Aspectos pedagógicos y didácticos asociados al desarrollo de la flexibilidad en niños y niñas no elude la controversia mencionada, por el contrario, la asume con el propósito de configurar una herramienta de consulta eficaz y práctica asociada al desarrollo de la flexibilidad, para lo cual dedica espacio a la constitución de una base teórica pertinente que permite establecer nexos justificables entre pedagogía, didáctica, desarrollo del niño y promoción de la flexibilidad, y se organiza en una estructura textual que responde a criterios de facilidad de comprensión, consulta y ordenamiento lógico en atención a potenciales lectores. Presenta, además, una colección ordenada de contenidos que, en íntima relación con la fundamentación teórica, apunta a la promoción de la flexibilidad en niños.

La obra hace parte de una colección extensa integrada por artículos y libros de texto –sobre entrenamiento, escuelas deportivas y desarrollo de la capacidad física de los niños– escritos a varias manos o de manera individual. Es la última producción de una saga que no podría haberse creado en otros tiempos, ni como primera ni medianera de la serie. Y no podría serlo por varios motivos. En primer lugar, porque no existía la madurez cognoscitiva suficiente como para abordar la configuración de una obra así; tuvieron que pasar muchos años, conocimientos y acercamientos a maestros como Lee Wen Hua, Margoth Reppel y Alberto Pareja, para que una conjunción de orientaciones y saberes hiciesen posible de manera ordenada la presentación de una apuesta pertinente para promover integralmente el desarrollo de la flexibilidad. En segundo lugar, porque las formulaciones iniciales de la saga eran generales y las que siguieron se centraron en capacidades de las cuales la experiencia y la investigación ayudaron a configurar rápidamente conocimiento que hizo posible el florecimiento de propuestas programáticas para el desarrollo de la velocidad, de la resistencia y de la fuerza.

En todos estos años, para el caso de la flexibilidad, no se veía claro el panorama. Lo que, en parte, ayudó a configurar un escenario propicio para el nacimiento de la obra fue la revisión del trabajo en escuelas deportivas en Antioquia de hace varias décadas, la aplicación de las Escuelas de Formación Deportiva con Enfoque Integral (EFDEI)1, el desarrollo de varios trabajos sobre adecuación de carga informativa, la apropiación de la epistemología y fenomenología genética, y la puesta en escena en el ambiente universitario –particularmente en la formación de licenciados en educación física– del programa Flexiexpresión como estrategia para el desarrollo de la flexibilidad en niños.

No nace antes, entonces, porque no era el momento, porque no había madurez, porque el encuentro de múltiples eventos era necesario y no se daba. Nace ahora porque hay un cúmulo de conocimiento y experiencia que la hacen posible. Ha madurado en muchos años para instaurar una obra que pretende aportar al desarrollo de la educación física y el deporte para los niños(as) en el país, y en una cuestión particular: la flexibilidad. Nace ahora, también, porque la última viva luz intelectual de Jorge Iván Cruz hizo posible comprender la profunda interpenetración entre flexibilidad, fenomenología genética, pregunta y saber pedagógico y, además, porque hay una familia y una universidad que disponen los tiempos, espacios y motivos que impulsan la constitución de la obra.

Dicho lo anterior se considera importante exponer algunas claves que favorezcan la lectura fluida del texto.

La flexibilidad aparece en el texto como un fenómeno que tiene historia, que está asociado a la biografía del sujeto y al desarrollo de los niños(as). Esto quiere decir que transversa cada uno de los capítulos la idea según la cual la génesis del fenómeno es constantemente colocada en evidencia y son reportados con frecuencia caracteres especiales de los observables de la flexibilidad.

Una correlación fenomenológica especial en la conquista de la intencionalidad por parte de nuestros niños y niñas en desarrollo configura una inclinación del autor a concebir, en parte, el aprendizaje como un proceso de cambio que posibilita para los niños(as), en el ámbito de la flexibilidad, el tránsito de simples aciertos en sus acciones a comprensiones profundas de las mismas, lo cual se logra con la mediación de la interiorización de observables propios y de la acción como expresión de un mecanismo que ha sido llamado toma de consciencia conceptualizada. El conjunto de tematizaciones que desarrollan esta correlación entre flexibilidad y toma de consciencia conceptualizada permitirá al lector inferir que tomamos partido por un conjunto de referencias que nos ubican del lado de la epistemología y la fenomenología genéticas.

Los contenidos que se presentan en la obra aportan elementos adicionales a la manera como en estos años hemos venido describiendo la problematización del movimiento. Hoy defendemos la idea según la cual diversas modalidades enunciativas pueden ayudarnos a pensar en la conformación de un problema de movimiento, es decir, que ahora pensamos que la pregunta y diferentes tipos de proposiciones pueden constituirse en problema a resolver para el sujeto. Se rescata el papel de la pregunta en la formulación de ciertos problemas, pero no es la única forma de expresarlos.

En adición, pensamos que cuando catalogamos la experiencia de los niños(as) como un elemento importante al momento de considerar problemas y soluciones, la consideración de dicha experiencia nos lleva a pensar que diversos acontecimientos pueden llegar a constituirse por sí mismos en problemas para nuestros niños y niñas en el ámbito de la flexibilidad. Por lo dicho, los juegos, los ejercicios, la expresión corporal, el juego teatral y la representación del movimiento, son modalidades de presentación de problemas en lo que, como objeto, desarrollamos en el texto: la flexibilidad.

Diferentes menciones que se hacen a la pedagogía y a la didáctica devienen de investigación previa desarrollada en coautoría y que titulábamos Hacia un giro fenomenológico hermenéutico en la pedagogía. A ella nos hemos referido con frecuencia para rescatar la experiencia reflexionada como uno de los fundamentos de la composición del saber pedagógico. Adicionalmente, permite, a partir de la precisión de su objeto, presentar diferencia sustancial con la didáctica que como disciplina científica asociamos a elementos que hacen parte de su núcleo duro, como el aprendizaje, la enseñanza, la transposición didáctica, entre otros.

La idea de evaluación que presentamos propone superar la aplicación exclusiva de medidas centradas en la percepción objetiva del desempeño de los niños(as). Ello nos ha impulsado a considerar diferentes elementos del proceso como objeto de evaluación, al tiempo que una prueba en la cual la expresión espontánea frente a una experiencia de movimiento se ha considerado como esencial.

Las claves mencionadas nos sirven ahora como insumos importantes para emprender la presentación comentada de los diversos apartados de la obra.

El primer capítulo comienza haciendo mención del principio de supercompensación y el mecanismo de equilibración maximal como fundamentos del progreso de diferentes capacidades o recursos del niño y particularmente de la flexibilidad.

El texto a continuación se ocupa de exponer ampliamente las principales descripciones que hacen los autores especializados en torno a la flexibilidad, los traslapamientos entre movilidad y flexibilidad que se encuentran en la literatura, cuestión que lleva a presentar –para aclarar la idea de flexibilidad en el texto– una definición que va a permitir vincular tal descripción con las necesidades de esta capacidad en el desarrollo de niños y niñas.

En atención a lo expuesto, se dice que la flexibilidad es una capacidad humana, un recurso multidimensional, una aptitud menor o mayor en algunos casos y un conjunto de disposiciones que permiten a los sujetos expresar una variada gama de acciones motrices en las cuales, además de su amplitud, pueda apreciarse una carga afectiva significativa que no solo nos permite decir de tales expresiones que están objetivamente en tal o cual rango sino también manifestar que son estéticamente bellas, fluidas, armónicas y suficientes. La flexibilidad así expuesta declara una correlación intensa entre la participación de músculos y articulaciones como un sistema con potencial de movimiento intencional, con afectaciones de los sujetos y con la orientación, ojalá consciente, de su pretensión de comunicar algo. Cada uno de los componentes de esta descripción son expuestos en el capítulo.

Seguidamente, se presta atención a tipologías de la flexibilidad como resultado de consideraciones de diferentes autores y se propone una reflexión especial para justificar modalidades de expresión de la flexibilidad en niños. En este sentido, se divide la flexibilidad como capacidad natural y como capacidad educable–entrenable, división que es solidaria con el reconocimiento de una capacidad importante en la infancia y que, al tiempo, puede ser objeto de afectación intencional por la vía de los procesos sistemáticos de entrenamiento. Si el primer capítulo puede valorarse como general, es un hecho que sirve como prolegómeno para justificar la necesaria correspondencia de lo descrito con la manifestación de la flexibilidad en los niños(as). Eso es lo que se hace precisamente en el segundo capítulo.

Inicialmente, el capítulo dos es cuidadoso en dar cuenta del periodo temporal sobre el cual pretende manifestarse, para lo cual acude a la noción de infancia y en ella ubica el periodo de edad entre los 5 y los 12 años. La caracterización de este periodo es lo que sigue y se aborda desde diferentes dimensiones, las mismas que se estiman en la literatura para dar cuenta del sujeto que queremos acompañar en su proceso de educación y entrenamiento. Llama la atención el texto acerca de indicadores anatómico­­–funcionales como talla, peso, frecuencia cardiaca y respiratoria. A renglón seguido se caracteriza a los niños(as) en algunos aspectos relacionados con la dimensión cognitiva y se hace en perspectiva psicogenética al mencionar los factores que definen el desarrollo y las etapas por las cuales avanza su constitución.

Otras dimensiones que tienen tratamiento son la psicomotriz y la asociada al desarrollo del criterio moral. Para el autor resulta vital en este capítulo expresar que la presentación realizada es meramente indicativa, si se quiere didáctica, y que en lo esencial las dimensiones o aspectos del desarrollo se interpenetran. Todos los asuntos mencionados en función de la etapa de desarrollo se relacionan unos con otros; en perspectiva fenomenológica diríamos que se correlacionan. Más adelante, en el último capítulo, por razones también didácticas, las dimensiones serán recompuestas en aras de presentar la manera como nuestros niños representan todo aquello que aprenden en materia de flexibilidad.

Precisamente en torno a la interpenetración mencionada, en la última parte de este capítulo se hace alusión al desarrollo de la flexibilidad, de tal manera que al tiempo se encuentran sus manifestaciones determinadas por mecanismos energéticos y de coordinación y los vinculados a la intencionalidad y a la toma de consciencia conceptualizada, de lo cual se deriva la mención de cinco etapas que definen el curso integral de la flexibilidad en la infancia.

El tercer capítulo lo dedicamos a la evaluación de la flexibilidad. La manera en que se plantea es muestra de la integralidad con la que se quieren advertir no solo los aprendizajes sino todo aquello que en ellos interviene. Así, en referencia a la evaluación, se dice que es un proceso pedagógico y a la vez una medida didáctica que facilita el procesamiento de información que apunta a saber de qué manera se encuentran y avanzan la enseñanza, el aprendizaje y las respuestas diversas de los sujetos a los programas de entrenamiento. Indica una correlación necesaria entre las estrategias didácticas, los contenidos, la dirección del programa, los aprendizajes y los desempeños de los sujetos en asuntos referentes a su formación y, en términos específicos, a su compromiso y desempeño con el programa de entrenamiento de la flexibilidad.

Tal descripción de la evaluación implica tener en cuenta pruebas estandarizadas del desempeño, pruebas no estandarizadas que a manera de entrevista permitan conocer la etapa de desarrollo en que se encuentran y pruebas que permitan dar cuenta del nivel de toma de consciencia de la acción. Además, de valoraciones de los programas y actividades asociadas al entrenamiento y recursos en evaluación que coloquen en el escenario la capacidad de los niños(as) para poner en evidencia sus propios progresos y la capacidad del maestro como promotor de aprendizajes en materia de flexibilidad.

El capítulo tercero finaliza presentando diversos instrumentos que posibilitan la evaluación objetiva de progresos de la flexibilidad y las tablas correspondientes, así como una prueba que ayuda a apreciar la relación cognición–rendimiento, dos pruebas de evaluación de los maestros o entrenadores asociadas a la confrontación simple y compleja y, por último, algunas orientaciones que se dan para emprender el proceso de evaluación del programa de entrenamiento.

El cuarto capítulo centra su interés en presentar el programa de educación y entrenamiento de la flexibilidad. De manera ordenada da cuenta de sus pretensiones generales y específicas y justifica la estructura del mismo. En este capítulo se hace mención de los niveles de iniciación y perfeccionamiento diversificado como aquellos que en la planificación mediata guardan relación con las edades para las cuales se propone la educación y entrenamiento de la flexibilidad.

El programa contempla en su estructura la organización por edades, a su vez relacionadas con la etapa de desarrollo por la cual pasan los niños(as), y la etapa de entrenamiento. Las etapas de entrenamiento que se proponen son: vivencia e imitación, inventario y primera conceptualización, conceptualización con referente, combinación de observables del niño y de la acción con conceptualización y, por último, toma de consciencia con conceptualización y vinculación plena de actividades expresivas.

Para cada una de las etapas mencionadas se sugieren algunos contenidos que pueden constituir problemas de movimiento. Estos contenidos tienen su descripción general y luego aplicaciones particulares. De esta forma, se da espacio a la descripción del juego y a su justificación en el programa, lo mismo que se hace con el dibujo, la expresión corporal, los ejercicios y actividades de tipo representativo. La última parte del capítulo presenta, según etapa de entrenamiento y edad, un conjunto de sugerencias de actividades descritas en detalle con la intención de ilustrar posibles maneras de presentación de problemas de movimiento que tendrán en la creatividad del maestro o entrenador la potencia suficiente para generar muchas otras posibilidades en el proceso de formación de problemas para la educación y entrenamiento de la flexibilidad.

El capítulo quinto de la obra trata intencionalmente una íntima y necesaria correlación entre la flexibilidad y asuntos pedagógico–didácticos.

Para encarar la mencionada correlación, se parte de la descripción del objeto de estudio y de su naturaleza. En esta tarea se llega a exponer que la flexibilidad es un objeto de naturaleza sobjetiva, es decir, que en su configuración es necesario tener en cuenta elementos objetivos o empíricos y otros subjetivos asociados a la experiencia individual de los sujetos, cuestión que lleva a pensar que los métodos para su estudio y promoción deben atender tal consideración; con ello se critica la tendencia consuetudinaria a estudiar y promover la flexibilidad solo con contenidos, métodos y estrategias que objetivan a los sujetos y particularmente a los niños(as).

Posteriormente, este capítulo dedica espacio a fundamentar pedagógicamente todas las medidas que se toman para promover la flexibilidad con niños y niñas. Llama la atención el valor que se da a la experiencia reflexionada como promotora de saber pedagógico y, asimismo, a la exposición de diversos argumentos por los cuales es posible considerar la pedagogía como soporte de menciones generales que se hacen en torno a la formación de los niños(as) y a la educación de la flexibilidad. De tal fundamentación proceden algunas relaciones que se establecen entre educación física, educación corporal, sentido, sensibilidad y flexibilidad y, además, principios pedagógicos sustentados debidamente, que orientan a los profesionales al momento de «colocar en escena» la propuesta de programa de entrenamiento de la flexibilidad.

A continuación, se desarrolla el tema de la didáctica. Se asume esta como disciplina científica en la que interesa el aprendizaje, la enseñanza, la transposición didáctica, la evaluación significativa y la manera como se concilia el desarrollo de materias de aprendizaje entre maestros–entrenadores y estudiantes, entre otros. Cada uno de estos aspectos se describe en el capítulo e igualmente se conecta con la flexibilidad –que es nuestro objeto– en una exposición en la cual se considera la necesidad de una didáctica especial para encarar específicamente el entrenamiento de la condición física y de la educación física en clave de educación corporal.

Los propósitos que deben orientar la constitución de un programa de educación y entrenamiento de la flexibilidad son mencionados en este apartado. Figuran como: promover la participación de los estudiantes en prácticas en las cuales la flexibilidad como capacidad y recurso total y segmentario pueda hacer presencia; proporcionar medios y oportunidades suficientes para que nuestros niños vayan tomando progresivamente mayor consciencia de sus expresiones motrices y de las posibilidades en ellas de la capacidad física flexibilidad; promover el uso de las posibilidades de la flexibilidad presente en los niños(as) en el desarrollo de manifestaciones expresivas y como manera de enriquecer la comunicación; favorecer el intercambio de experiencias en relación con las posibilidades comunicativas del cuerpo vinculando diversas capacidades, entre ellas, la flexibilidad.

En consonancia con tales objetivos se sustentan contenidos y se da fundamento a una posible organización de los mismos. Este capítulo finaliza con la descripción de un conjunto de principios específicos que han de orientar la actuación del maestro–entrenador en situación de aula o de campo, según el caso, y la participación de los niños(as) en procesos de educación y entrenamiento de la flexibilidad. Nuestro último capítulo es, al tiempo, fundamento de la problematización del movimiento para el programa de flexibilidad y el desarrollo más reciente de este asunto en el concierto de un enfoque problémico en el ámbito del entrenamiento con niños y niñas.

De esta forma, la problematización del movimiento es una opción para promover la flexibilidad. Hemos construido argumentos suficientes como para defender que los mismos contenidos que se desarrollan en el capítulo cuatro, así como diversas modalidades enunciativas, entre ellas la pregunta, figuran como alternativas al momento de estudiar problemas de movimiento.

Asimismo, en el conjunto de obras que hemos construido, en coautoría o individualmente, alrededor del entrenamiento y educación de la flexibilidad, este último capítulo instaura novedad. En primer lugar, porque controvierte el criterio según el cual los momentos en la problematización deben avanzar del individual al grupal y critica la idea de que el propósito final del momento grupal sea el consenso. En segundo lugar, porque ayuda a superar la pretensión de instalar la pregunta como única modalidad de enunciación de los problemas. Para el autor, los contenidos, los acontecimientos que vienen a los sujetos, algunas afirmaciones, además de las preguntas, pueden constituirse en problemas de movimiento para los niños(as), cuestión que en otras obras no se había desarrollado. En adición a esto, en esta obra se concreta una definición más precisa de problema, se abonan criterios específicos que ayudan a definirlos y se abren argumentos para pensar la flexibilidad como fenómeno inscrito en las biografías de los sujetos, como un saber del cuerpo que puede ser problematizado.

Como un aporte nuevo a la problematización aparece en este capítulo, asociado a la flexibilidad, la cuestión de la representación de saberes del cuerpo. Si bien se reconoce que el esquema puede dar una referencia explicativa del problema, por cuestiones didácticas, para dar cuenta del aprendizaje, se acogen las nociones de esfera conceptual, esfera de movimiento y esfera afectiva2. Con ello se hace un aporte a la comprensión de cómo aprenden nuestros niños y niñas aquello que se enseña en materia de flexibilidad.

El capítulo finaliza haciendo énfasis en la potencia del programa en el proceso de formación. La idea fundamental en este apartado señala que en el programa de entrenamiento de la flexibilidad no se aprende solo de flexibilidad; a través del programa todas las esferas del sujeto (de su conocimiento, habilidades y relaciones) se desarrollan.

Presentados los elementos principales del libro y sus correspondientes justificaciones, luego de señalar los referentes y experiencias que me mueven, deseo manifestar agradecimiento a la Universidad de Caldas por el apoyo que brinda a mi formación, desarrollo profesional y a la creación de esta producción académica. Agradezco también a mi Facultad de Artes y Humanidades y a mi Departamento por confiarme la responsabilidad de aportar al desarrollo de la educación física y el deporte del país; a mis compañeros del Departamento de Estudios Educativos, permanentes soportes de mi actividad académica y productividad. A mis compañeros del programa y estudiantes de Licenciatura en Educación Física, Recreación y Deporte, para quienes, en primera instancia, van dirigidas estas líneas. A todos los niños(as) que han hecho posible la reunión de motivos suficientes para escribir algunas palabras en torno a su formación. A la comunidad de la Institución Educativa Jaime Duque Grisales. A todos ellos y a los lectores, gracias.


1 Proyecto de investigación desarrollado con el apoyo de la Universidad de Caldas y en el cual se validó un programa completo de entrenamiento con niños, haciendo seguimiento de estos durante cinco años, en su tránsito por la escolaridad básica primaria. Sus resultados fueron publicados por la Editorial Kinesis por primera vez en 1998 con el título Escuelas de formación deportiva y entrenamiento deportivo infantil.

2 Esta decisión define coordenadas en el texto que en ocasiones se cruzan y correlacionan. Los esquemas son potentes para señalar con claridad los vínculos entre biología y comportamiento en los procesos de entrenamiento, entre sobrecompensación y equilibración maximizante, tal como de hecho se hizo. Las esferas conceptuales, de movimiento y afectivas, son robustas para dar cuenta del aprendizaje en su relación con la incertidumbre y la problematización. Tanto esferas como esquemas son alternativas que hacen posible desde el punto de vista estructural y funcional los aprendizajes en correspondencia con transformaciones que llevan a los sujetos de una comprensión menor a una mayor, siempre en concordancia con el objeto que nos interesa: la flexibilidad. Con la mención de esferas o de esquemas hemos querido al máximo transponer conocimiento didácticamente en torno a una capacidad que de por sí es compleja. Aspiramos haber cumplido este propósito en la obra.

1. La flexibilidad: nociones y tipología ↑

En procesos de entrenamiento las reacciones del organismo se explican por el principio biológico de la sobrecompensación (García, Navarro y Ruiz, 1996; Taborda y Nieto, 2005; Batalla, 2010), y esto es así en el plano biológico en tanto ‒ante un estímulo adecuado en intensidad, cantidad, frecuencia y densidad‒ el organismo se fatiga, se recupera y posteriormente responde con un desempeño que va más allá del estado inicial en que se encontraba; la aplicación de estímulos nuevos de carga en este momento constituye la base del progreso de la capacidad de los sujetos, cuestión que da fundamento a la mejora de la condición de los mismos.

Si en el plano biológico tal cuestión se manifiesta, igual podríamos mencionar en las dimensiones cognitiva, afectiva y social. En clave cognitiva, cuando un nuevo conocimiento o información perturba los esquemas afectivos de pensamiento o acción de los sujetos, el sistema mental se desequilibra, y este es un proceso del cual se recupera; si la nueva información, conocimiento o habilidad está al nivel adecuado para los niños(as), se progresa más allá de la situación de inicio, cuestión que es llamada reequilibración, sobreequilibración, equilibración maximal o maximizante o incrementante (Piaget, 2000, 2001; Taborda, 2006; Taborda y Nieto, 2011) y que da cuenta de las inmensas posibilidades del sistema cognitivo para profundizar en el conocimiento con la adecuada promoción. El mecanismo de reequilibración mencionado es descrito por Piaget (2001), así:

El hecho cognoscitivo consiste en que, en caso de perturbación positiva (contradicción, etc.) o negativa (lagunas) la compensación que se deduce tiende no a volver sin más al estado anterior, sino a superarlo en el sentido del mejor equilibrio posible compatible con la situación. (p.175)

Las contradicciones se manifiestan en la medida en que nueva información, conocimiento o habilidad de diverso tipo no encajan en los esquemas preexistentes, alteran el libre curso de la asimilación, vienen con elementos novedosos que de alguna manera robustecen o hacen necesaria la conformación de una estructura o esquema cognitivo para favorecer un nuevo equilibrio.

Las lagunas se presentan cuando en el sistema cognitivo de los sujetos no se encuentran estructuras a las cuales el nuevo conocimiento o las nuevas habilidades puedan vincularse. Al no existir estructuras de soporte se hace difícil el anclaje de nueva información; por la existencia de lagunas es posible que los sujetos establezcan estructuras cognitivas, afectivas o de acción o que se vean en la necesidad de buscar nuevas acciones para superar dichas lagunas.

En materia cognoscitiva, desde la perspectiva piagetiana, aprendemos por este mecanismo de equilibración maximal prácticamente durante toda nuestra vida, lo que no se presenta en el plano biológico ya que la condición física está limitada en su desarrollo por el factor edad3. En lo afectivo y social, es importante saber que no reconocemos al momento un mecanismo similar. Sin embargo, al hablar de asuntos relacionales se habla de madurez en la medida en que supone que los vínculos que va estableciendo el sujeto con otros sujetos son cada vez más estables.

Es un hecho que no venimos a un mundo solitario. En él, el fundamento de nuestra humanidad se manifiesta por la relación que establecemos con el otro y con los otros. De esta relación tomamos contacto con generaciones de coetáneos y adultos de los cuales internalizamos los bienes más preciados de la cultura: las tradiciones, los valores, los principios, los conocimientos, los saberes ancestrales, la lógica de la comunicación y las reglas. Somos maduros en la proporción en que, internalizado lo mencionado, lo ponemos a disposición de diversos vínculos en los cuales la responsabilidad, el respeto, la tolerancia, la comprensión, el afecto y el apego se manifiestan de manera más estable y coherente con el sistema de valores del colectivo social en el cual estamos inmersos.

Las bondades de los progresos señalados, soportados en lo biológico, lo cognitivo o lo social y afectivo, no se dan por aparte. En el mismo sujeto, así sea de manera asincrónica, los estímulos, los conocimientos y las relaciones nos pueden afectar de manera positiva a nosotros como un todo.

Lo dicho hasta ahora implica que cuando la capacidad condicional de los sujetos se manifiesta, en ella están inscritas todas las afectaciones, o sea, todas las consecuencias de los nexos entre los sujetos y el medio en procesos educativos y de entrenamiento: sus progresos físicos, cognitivos y social–afectivos son interdependientes, así algunas lógicas del entrenamiento nos hayan hecho creer que las ganancias en el entrenamiento de la capacidad física solo se manifiestan en lo biológico. En definitiva, esto que anunciamos, para el conjunto de las capacidades físicas, se extiende a la flexibilidad como capacidad y recurso especial que integra tanto factores condicionados por lo biológico y lo coordinativo como aspectos íntimamente ligados a lo relacional y cognoscitivo.

La flexibilidad. Nociones básicas, importancia y factores que la determinan

Con los anteriores comentarios abrimos paso en el capítulo a reflexiones referidas a la flexibilidad, abordada desde diferentes autores, su importancia y los factores que la determinan; todo ello con la mira puesta en describir luego su tipología. Al cabo de esto, estaremos preparados para realizar una descripción y taxonomía que atienda los intereses de nuestra obra.

Erwin Hahn (1988) describe la flexibilidad como capacidad asociada al aprovechamiento de «las posibilidades de movimiento de las articulaciones lo más óptimamente posible» (p.86). Por consiguiente, para el autor, la movilidad es aparentemente su sinónimo. Como uno de los autores clásicos en materia de entrenamiento con niños su aporte es destacable para el interés de este escrito. Para él, factores que han sido ampliamente estudiados condicionan la flexibilidad, tales como: la edad, la elasticidad de músculos y ligamentos, la estimulación de los músculos, la articulación que entra en acción, la hora del día, la temperatura, el grado de fatiga y el tiempo y nivel de entrenamiento de los sujetos.

La descripción que hace Hahn de la flexibilidad la fija como una capacidad muy general y presente en toda manifestación de movimiento humano. La movilidad a la que se refiere vincula entonces posibilidades articulares asociadas a la flexión, la flexión lateral, la extensión, la extensión lateral, la inclinación lateral a derecha o a izquierda, la circunducción, la pronación y supinación, la abducción y la aducción; es decir, todos los movimientos posibles a nivel segmentario. Igualmente, se consideran movimientos totales del cuerpo. La perspectiva enunciada por el autor deja el tema en un escenario tan amplio que no sería necesario ningún trabajo especial para promover o actualizar una capacidad que naturalmente se manifieste en noveles, por lo que sería innecesaria una preocupación especial por su entrenamiento. Somos del criterio de que, para la vida diaria, incluso, hay que entrenar la movilidad o por lo menos retener eficazmente su deterioro, y en ello deberán, desde una perspectiva de promoción y prevención en salud, invertirse importantes esfuerzos (Latorre y Herrador, 2003).

Platonov y Bulatova (1993) señalan que para hacer referencia a la amplitud de los movimientos de los sujetos prefieren la noción flexibilidad. Recurren a la movilidad, por su parte, para hacer alusión a los movimientos especializados de las articulaciones, punto en el cual, de principio, nos encontramos de acuerdo.

Con respecto de esta capacidad, su importancia es clara. Las prácticas deportivas en mayor o menor medida exigen flexibilidad. El rendimiento en deporte solicita ampliamente de esta capacidad, su grado de desarrollo influye en el nivel de desempeño de los deportistas tanto por las exigencias en cada disciplina de este recurso como por la íntima relación que ella tiene con otras capacidades físicas como la velocidad, la fuerza y la coordinación. Adicionalmente, un adecuado nivel de desarrollo de la flexibilidad relativa al tipo de práctica deportiva y de actividad física de los sujetos hace que los esfuerzos sean los apropiados, esto es, que no se desperdicien los mismos por una mala condición asociada a esta capacidad.

Platonov y Bulatova (1993) también nos advierten acerca de las consecuencias adversas que puede traer una inadecuada educación de la flexibilidad. En primer lugar, sitúan la posible aparición de lesiones musculares y ligamentosas, una disminución apreciable de la capacidad de rendimiento, una limitación importante en la llamada reserva de flexibilidad que puede marcar diferencia grande entre quien gana o pierde una competencia, dificultades en la asimilación de hábitos motores (aprendizaje) y posibles afectaciones en los efectos que puedan tener prácticas específicas de fuerza y velocidad. Igualmente (y esta es una paradoja de la preparación en flexibilidad), el desarrollo excesivo de esta capacidad podría traer como consecuencia inestabilidad en las articulaciones con riesgo de posibles lesiones en los deportistas.

En general, Platonov y Bulatova (1993) mencionan factores que determina la flexibilidad que están ligados a los mismos que expone Hahn como esenciales. Señalan al tiempo cuestiones que pueden convertirse en limitantes del desarrollo tales como el volumen exagerado de la masa muscular y el desarrollo de su entrenamiento en condiciones inadecuadas concernientes, por ejemplo, a la temperatura y la incorrecta alternancia de los ejercicios de flexibilidad con los de fuerza, por lo cual debemos ser muy cuidadosos.

En los autores, es necesario valorar el ritmo de los movimientos y la relajación como importantes al momento de promover la flexibilidad, cuestión en la que coincidimos. Sin embargo, no se encuentran argumentos a favor del desarrollo de ellos haciendo énfasis en la toma de consciencia conceptualizada ni de conocimiento que acompañe la realización de aquello que aparece como fundamental en sus propuestas de ejercicios.

Teniendo en cuenta lo sugerido, es oportuno hacer un planteamiento que nos distancia tanto de Hahn como de Platonov y Bulatova, puesto que explícitamente no se pronuncian a favor de él en el desarrollo que hacen en sus obras académicas en torno a la flexibilidad. Hablamos específicamente de la oportunidad que puede ofrecer la flexibilidad (como capacidad natural o entrenada) para favorecer un reencuentro de los sujetos con sus cuerpos como unidad, lo que ampliaría las posibilidades de desempeño y rendimiento. Como ya lo hemos referido, uno de los asuntos primordiales en la educación y en la formación de los sujetos como finalidad de esta, está en el tránsito de simples aciertos a tomas de consciencia conceptualizada de los observables de las acciones sobre los objetos. La interiorización de esto es imprescindible si se procura la toma de consciencia y no solo la ejecución acrítica de ejercicios y contenidos.

Desde nuestra perspectiva, la vinculación de actividades rítmicas y de relajación con los ejercicios de flexibilidad son oportunidades importantes para poner el cuerpo a disposición de la reflexión sobre sí mismo y a la construcción y desarrollo de la flexibilidad en circunstancias en las cuales su aplicación sea un ingrediente sustancial; así, conscientes de la participación de este recurso, ampliamente experienciadas sus posibilidades, crece su disponibilidad a favor de movimientos gráciles, con calidad, eficientes, bellos y expresivos. No se descarta que los autores en mención hayan tenido en cuenta estos criterios (sin hacerlos explícitos), no obstante, desde nuestra perspectiva, se hace vital mencionarlos.

Batalla (1995) recoge de Hahn la misma descripción de la flexibilidad y considera además dos componentes interrelacionados que están a su vez vinculados a la misma: la movilidad articular y la elongación muscular. El autor exhibe en esos dos elementos expresiones que en la mayoría de los académicos se aprecian cuando hablan de esta capacidad sea como componentes o como factores condicionantes de la misma.

En los factores condicionantes, y quizá entre líneas, aparece otro componente que no presenta de manera suficientemente explícita. Hablamos de la intencionalidad, que Batalla (1995) menciona como parte del estado emocional, que incidiendo sobre el tono de los músculos afecta la expresión de esta capacidad. Visto así, las articulaciones y los músculos operan en determinadas situaciones porque buscan algo, desean algo, quieren tomar o expulsar algo, tocar, etc. En tal sentido, la movilidad de las articulaciones y la capacidad de elongar los músculos es tan importante como la intencionalidad; no es posible establecer relaciones plausibles entre el funcionamiento del cuerpo humano separando tal funcionamiento de la intencionalidad de los actos humanos; es decir, en el recurso humano llamado flexibilidad no solo se manifiestan estructuras como músculo, articulación y tejidos blandos, además aparece el sistema nervioso cooperando y estados de tensión emocional actuando en mayor o menor medida, con intensidades no completamente controladas por los sujetos y definiendo en un determinado momento la intensidad de su manifestación o en ocasiones bloqueando parcialmente su expresión.

Con lo dicho se remarca de nuevo que en la expresión de la flexibilidad se manifiestan de manera interpenetrada todas las dimensiones del sujeto. No solo estructura y función en lo anatómico‒fisiológico, también la intencionalidad, con sus expresiones a partir de las relaciones que establecen los sujetos culturalmente, de los valores que cada grupo va considerando en un determinado momento como propios y de prácticas corporales y estéticas que cada comunidad ha venido constituyendo y que los sujetos van progresivamente internalizando a lo largo de su desarrollo. De esta manera, nos aventuramos a decir que en las demostraciones de la flexibilidad de los sujetos está escrita la historia del desarrollo y promoción de esta capacidad construida a través de los años por cada grupo societal.

Mora (1995), para hacer referencia a la flexibilidad, la vincula en lo fundamental a la movilidad de las articulaciones y a la amplitud de los movimientos de estas. Al señalarla como capacidad física le da el mismo estatus que le asigna a la velocidad, a la fuerza, a la resistencia y a la fuerza. A la coordinación le da un estatus especial, entre lo determinado físico‒orgánicamente y lo definido por la participación del sistema nervioso central. Desde nuestra perspectiva, el mismo tratamiento debería darse a la flexibilidad en tanto su aplicación no depende de cuestiones netamente fisiológicas o anatómicas, también se implican allí aspectos que tienen que ver con la capacidad de relajarse, con la intencionalidad y con la participación del sistema nervioso central, por lo que debería concebirse como capacidad mixta: entre lo condicional y lo coordinativo.

Por su parte, Mora (1995) señala los siguientes aspectos como aquellos que dan cuenta de la importancia de la flexibilidad: apoya la constitución de una adecuada postura y favorece la simetría corporal, ayuda al perfeccionamiento motor y a la manifestación de eficiencia motora y contribuye a la prevención de lesiones cuando se desarrolla al nivel y con los contenidos adecuados.

En general, para este autor, los factores que condicionan la flexibilidad son los mismos mencionados por Hahn y Platonov y Bulatova, a saber: la edad, el tejido muscular, el tejido conectivo, los elementos óseos y el estado de las articulaciones, el género, la herencia, el estado físico, los estados emocionales, la hora del día, el clima y el nivel de calentamiento.

Pareja (1995) desarrolla un estado del arte interesante en torno a la flexibilidad, ya que para mediados de la década de los noventa realiza una crítica al conocimiento que por entonces circulaba destacando la necesidad de hacer algunas revisiones. Principalmente, hacía alusión a los daños de algunas ejercitaciones para favorecer la flexibilidad que se recomendaban hasta la época y que serían perjudiciales, a las condiciones de fuerza exagerada y velocidad enlazadas al desarrollo de ciertas prácticas de flexibilidad que podrían desencadenar la aparición del reflejo miotático e impedir funciones esperadas de la musculatura involucrada en ciertos movimientos y, adicionalmente, convenía en la necesidad de revisar los términos con los cuales se hacía referencia a esta capacidad.

En su trabajo, este autor esboza posibilidades de manifestación de la flexibilidad, concepto y clasificación y algunas técnicas para facilitar el desarrollo de la misma. Al definirla lo hace como capacidad físico motriz de elongar en cualquier rango un segmento muscular alrededor de una articulación4.

Lo dicho por Pareja (1995) nos sugiere varias cosas: en primera instancia, la consideración objetivista del asunto de la flexibilidad en términos en los que prácticamente redunda. Nos habla de ella como capacidad física, en otros términos, como dato del cuerpo, del físico, de lo mostrable, de un conjunto de formas y funciones asociadas a lo motriz, al traslado del organismo de un lugar a otro. Esa manifestación, para su desarrollo, debe ser sometida a estímulos externos que provocan respuestas internas unidas al síndrome biológico general de adaptación. A los estímulos externos Pareja los llama ejercicio físico.

En el trabajo referenciado no se aprecia algún vínculo explícito del autor con posibilidades de teorización que estimen a los deportistas y a los sujetos como protagonistas de su proceso de mejora; al parecer, la flexibilidad es un asunto funcional biológico, anatómico y bioquímico en el que la expresión, la comunicación y la experiencia subjetiva de las personas o de los deportistas no entra en consideración.

A propósito del tema general, García, Navarro y Ruiz (1996a, 1996b) exponen que este no envuelve todo lo que como profesionales queremos comentar, ya que solamente nos dice de «la capacidad que tiene un cuerpo para doblarse sin llegar a romperse» (p.431). La movilidad, en cambio, contempla muchos más factores: estiramiento de fibras musculares, tendones y ligamentos, además de capacidad de movimiento articular, fuerza de músculos antagonistas y control de reflejo miotático. La flexibilidad y la elasticidad no recogen lo dicho, lo que para los autores mencionados sí hace el término movilidad. Pese a todo, no queda claramente fijada una definición de movilidad; parecen más bien aceptar la descripción elaborada por Álvarez Villa (como se citó en García et al., 1996) cuando dice que es «aquella cualidad que con base en la movilidad articular, extensibilidad y elasticidad muscular permite el máximo recorrido en las articulaciones en posiciones diversas, permitiendo al sujeto realizar acciones que requieren de gran agilidad y destreza» (p.431).

En el apartado dedicado a la movilidad, los autores García et al. (1996a, 1996b), a pesar de declarar la existencia de diferencias entre flexibilidad, elasticidad y movilidad, e inclinarse por este como el término más adecuado, al parecer hacen uso de flexibilidad y movilidad de manera indiscriminada para hacer referencia prácticamente a lo mismo. Para nosotros, participar de esta controversia no es necesario; en nuestro imaginario, la flexibilidad es el término más recurrente para describir una capacidad y un recurso que entiende al sujeto como un todo.

Los factores que limitan y favorecen la flexibilidad son similares a los ya enunciados por otros autores en este capítulo. Como cuestiones que dan cuenta de la importancia de esta capacidad mencionan: su aporte a la disminución del estrés y la tensión, posibles beneficios asociados al alivio del dolor muscular y a la prevención de lesiones y ventajas asociadas al aporte que puede hacer a la efectividad del gesto deportivo.

Si bien aparece la movilidad (flexibilidad para nosotros) aportando beneficios a los sujetos deportistas en varias áreas, entre ellas la relajación, nos distanciamos porque para ellos la relajación es solo un beneficio derivado del entrenamiento de la flexibilidad. Para nosotros, la relajación es un contenido propio del entrenamiento de la flexibilidad. Por ella los sujetos que se entrenan, en parte, toman consciencia conceptualizada de la flexibilidad y sus posibilidades. Estirar para relajarse es una posibilidad que no beneficia esta capacidad, es una posible aplicación. Relajarse para ganar en consciencia sí aporta a la aplicación eficiente de la flexibilidad intencionalmente y con base en dicha toma de consciencia se ponen a disposición las ganancias obtenidas en esta capacidad y recurso para la realización de movimientos totales o parciales del cuerpo según la solicitud que cada acción necesite.

El American College of Sports Medicine (2000) define la flexibilidad como «amplitud de movimiento posible en una articulación o serie de articulaciones» (p.570). En un intento plausible por aclarar el concepto, lo diferencia del término flexión al apreciarlo como movimiento de dos segmentos del cuerpo que se acercan en el plano sagital, movimiento que se produce en las articulaciones. La flexibilidad es una noción más englobante entendiendo que contempla todas las posibilidades de movimiento de las articulaciones y la amplitud que ellas alcanzan.

Hecha esta diferenciación, el American College reconoce que las posibilidades funcionales de las articulaciones son muy amplias. Luego de un movimiento de flexión, por ejemplo, si se intenta regresar a la posición original, a este movimiento se le llamaría de extensión, más allá del cual el sujeto puede ir en un movimiento al que podría llamársele de hiperextensión. Por ello sugieren incluir el término ROM (Amplitud o grado de movimiento funcional/Range of motion) como indicativo más preciso de los medios de movilidad de las articulaciones, debido a que no estaría cargado semánticamente de significados como sí lo pueden estar los términos flexión y flexibilidad. Convenimos con el American College en que la flexibilidad aporta al fitness total de los sujetos, considera en sus medidas «máximas amplitudes» para determinar su nivel o también para determinar inestabilidad de alguna articulación. En general, en el ámbito del desempeño de educadores físicos y entrenadores, la terminología más usada nos remite a los términos flexibilidad y movilidad.

Ramos (2001), siguiendo a Harre (1973), al hacer referencia a la flexibilidad, acude a definirla, en acuerdo con la mayoría de autores, vinculándola con la movilidad, enunciada en términos de arcos de movimiento e integrando al concepto aspectos que en otros constituyen factores que la favorecen. Para él la flexibilidad es «la capacidad de músculos, tendones y articulaciones de realizar arcos de movimiento de la mayor amplitud dentro de los límites funcionales» (p.103).

Al presentar argumentos en torno a la importancia de la flexibilidad, Ramos (2001) la dispone como condición de la ejecución de un movimiento, lo cual la ubica en el mismo plano de otras capacidades, verbigracia, la coordinación, la velocidad y la fuerza. Llama la atención en el autor el hecho de que como condición aluda a parámetros cualitativos y cuantitativos del movimiento pero que no se desarrollen los que conservan una conexión con lo cualitativo y que seguramente tendrían que ver con la calidad del movimiento, su fluidez, armonía y ritmo, aspectos que desde nuestra punto de vista son esenciales para dar un tratamiento integral a esta capacidad como recurso humano a disposición del movimiento, de la expresión y de la comunicación.

El autor relaciona la importancia de la flexibilidad, apoyado en una revisión del tema, con problemas que podría tener una inadecuada manifestación de la misma, tales como: dificultad en el aprendizaje motor; lesiones musculares y articulares; impedimentos en el uso a plenitud de otras capacidades como fuerza, velocidad y resistencia; afección de calidad técnica en ejercicios que la requieren; mala postura; entre otros. Un desarrollo preciso de la flexibilidad aumentaría la probabilidad de que no se manifiesten los problemas señalados.